La actividad en el Volcán de Fuego o de Colima mantiene una ligera tendencia a la baja, afirmaron Raúl Arámbula Mendoza y Carlos Navarro Ochoa, científicos del Centro Universitario de Estudios e Investigaciones Vulcanológicas (CUEIV) de la Universidad de Colima.
Tras efectuar un sobrevuelo sobre el cráter volcánico ayer martes, Arámbula Mendoza destacó que, al mismo tiempo, ha disminuido la actividad sísmica y los derrumbes asociados al movimiento del flujo de lava.
"La situación en el volcán es estable y con una ligera tendencia a la baja; sólo tenemos explosiones de baja intensidad y exhalaciones que pueden durar algunos minutos, y que arrojan ceniza principalmente hacia el lado oeste", expuso.
Añadió que esas exhalaciones o desgasificaciones duran cuatro o cinco minutos, y debido a que la velocidad del viento es baja en la cima, las plumas pueden ascender hasta tres o cuatro kilómetros.
Advirtió que, aun cuando la tendencia es a la baja, "como siempre el volcán es el que tiene la última palabra, no se pueden hacer pronósticos a largo plazo, ya que podemos volver a tener un repunte de la actividad".
Por su parte, Carlos Navarro aseveró que el Volcán de Fuego sigue en fase destructiva, pero estable, agrandando el diámetro del cráter y profundizándolo con cada una de las más de diez explosiones que registra diariamente.
"El diámetro mide poco más de 270 metros y se acerca al que provocó la erupción de 1913, cuando llegó a medir 350 metros, mientras que la profundidad del cráter es de más de 60 metros, cuando apenas hace unos 15 días medía cerca de los 40 metros", destacó.
Para concluir, reiteraron la recomendación de no acercarse mucho ni permanecer en la barranca de Monte Grande, ya que el material volcánico que llegó hasta ese lugar aún no está compactado y permanece caliente en algunas partes, por lo que podría ser arrastrado por una lluvia y representar un peligro para quien se encuentre cerca.
spb