Justo en la caja de carga que ha sido habilitada como una pequeña oficina en la parte trasera de la enorme camioneta, María no puede contener más las lágrimas que se le escapan como ríos llenos de frustraciones, malos tratos y olvido.

Con 57 años de edad a cuestas, María del Carmen Cadena González recordó su pasado: parte de una familia fracturada, tuvo varios pasos esporádicos por escuelas de monjas para luego iniciar una vida al lado de un hombre poco comprensivo. Habló del cuidado de seis hijos propios y siete de su pareja; pero también de su intensa lucha diaria.

En la camioneta, conocida coloquialmente como “SecuTruck” y estacionada en los andenes de la Central de Autobuses de Puebla (Capu), consiguió una de sus mayores metas: en un examen, de dos horas y media, logró acreditar la secundaria. En dos meses, a más tardar, tendrá en sus manos el certificado que lo avale.

“La verdad me puse a llorar porque mis hijos me dieron muchos ánimos, pero mi pareja me hizo sentir que iba a venir a perder el tiempo y me acordé de esos momentos”, recuerda la humilde mujer quien labora en el área de intendencia de la misma central de autobuses.

En el primer intento pasó el examen de 120 preguntas que le puso la Secretaría de Educación Pública de Puebla como parte de su programa “Yo si tengo secundaria”, que implementó desde principios de este año.

“Me animé, no había estudiado, pero no lo reprobé; lo pasé gracias a Dios”, suelta con orgullo la mujer que lleva 11 años laborando en dicha central de autobuses y que hoy da un paso más en su vida escolar.

Buscan certificar a miles. Las dos camionetas “SecuTruck” sólo son la punta de lanza del nuevo programa de las autoridades estatales para lograr que miles de poblanos puedan tener secundaria.

“En un estudio que realizó la Secretaría de Educación Pública se vio la necesidad que existe entre la población que no concluyó la secundaria, pues cuatro de cada 10 poblanos mayores de 15 años no terminaron la secundaria”, explicó el Coordinador Estatal de Educación a Distancia y Coordinador del Programa “Yo si tengo secundaria”, Carlos Alberto González Salgado. Entonces se implementó el programa antes mencionado con dos camionetas en donde habilitaron, en la parte de atrás, con computadoras conectadas en línea.

Con sólo presentar una copia del CURP, los aspirantes pueden participar, de manera inmediata, en el examen de dos horas y media, en el cual se evalúan cinco áreas de conocimiento: español, matemáticas, ciencias sociales, ciencias naturales y vida y trabajo.

“Una evaluación que se realiza en personas mayores de 15 años que quieren concluirla. Una evaluación de 120 preguntas en línea y si tienen más de 60 aciertos, la Secretaría de Educación les da el certificado que avala el nivel de secundaria, y que les asegura un lugar en educación a distancia en el nivel medio superior”, agregó el funcionario estatal.

Las personas tienen hasta cinco oportunidades, pues una de las ventajas es que se presenta el resultado inmediatamente y con las fallas, por lo que se proporcionan guías de estudio para quien quiera intentarlo nuevamente.

Desde el 21 de enero del presente año, cuando se puso en marcha el plan, hasta la fecha suman 20 mil personas con su certificado, pero la meta es llegar a los 60 mil.

“Es un examen calibrado, la preocupación es que no se piense que se quieren ‘regalar certificados’, sino que los que aprueban tienen los conocimientos necesarios”, aclara.

Las dos “SecuTruck” se mueven a distintas regiones, pero el examen también se aplica en campus y Centros de Educación a Distancia; Centros Integrales de Servicios; Centros Integrales de Prevención y Participación Ciudadana; y en el Centro de Desarrollo, Formación y Recreación.

La mayoría de los beneficiados son personas de entre 25 y 30 años de edad, pero hay otros, como el caso de María Antonia Barrera Sánchez, una mujer de 53 años de edad, que labora en el área de limpieza de la línea de Autobuses Oro.

“Cuando me preguntó mi mamá si seguiría la secundaria le dije que no, que haría una carrera técnica y me fui a un curso de enfermería, pero me casé y mi esposo no me dejó ejercerla”, rememora la mujer.

En la línea de autobuses le ofrecieron apoyo para presentar el examen exprés y lo hizo, pero lo reprobó.

“No logré pasarlo por el miedo y nervios a la computadora, pero me dijeron que estudiara”, revela con pena reflejada en el rostro.

Uno de sus tres hijos, quien según María Antonia mueve las computadoras como si fueran un “juguete”, se ofreció a ayudarla. Creó un simulador de examen en la computadora de casa y ahí la puso a practicar.

“Le dije a mi hijo: ‘y si lo repruebo otra vez’. Me contestó ‘no seas negativa, lo vas a pasar’”.

Y lo pasó. “Me dio mucho gusto”, asegura con orgullo.

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