Más de 20 pasajeros de un autobús procedente de Nuevo Laredo, Tamaulipas, se salvaron de morir calcinados al incendiarse totalmente la unidad en que viajaban con destino al centro y sur del país.
Sin embargo la mayoría de los viajeros, que habían salido la noche del sábado de distintas ciudades texanas, sufrió la pérdida de sus maletas, ya que no pudieron sacarlas del compartimiento inferior de la unidad de transporte, debido a la rapidez con la que se propagó el fuego.
El percance se registró poco después de las 11 horas, unos dos kilómetros adelante del aeropuerto Del Norte, por una presunta falla en el motor del autobús.
David Rangel, procedente de Waco, Texas, con destino a Querétaro, agradeció que todos pudieron salir con vida. Sin embargo, lamentó que se le quemaron tres maletas de 42 pulgadas cada una. “Fácil perdí unos dos mil 500, tres mil dólares, se imagina, traía ropa y regalos para mi familia, ya tenía dos años de no verlos.
Comentó que en Waco abordó un autobús que estaba en buenas condiciones, pero ya en Nuevo Laredo, los cambiaron a otra unidad viejísima, de esas que solo andan “puebleando”.
Dijo que los pasajeros venían dormidos, porque estuvieron parados haciendo fila en la aduana de Nuevo Laredo, desde las dos hasta las nueve de la mañana, y de pronto el chofer se detuvo, sin decirles nada, “entonces empezamos a ver humo por las ventanas y nosotros mismos gritamos, bájense”.
Con lo poco que pudieron sacar de la unidad, soportando los rayos del sol, los paisanos miraban impotentes cómo se consumía el autobús, con sus pertenencias en el interior, ya que cuando quisieron abrir el compartimiento, las puertas “se bloquearon” por el calor.”
Nosotros viajamos con la línea de transporte, Tornado, yo compré mi boleto en 105 dólares, y en Nuevo Laredo, nos cambiaron a este pulguero, de Zima Real, el que nos transportó de Estados Unidos, estaba bien, éste que está ardiendo es apenas para que lo traigan puebleando, ya es viejísimo”, dijo Rangel.
Además, mencionó que fue evidente la falta de capacitación del chofer de la unidad y un ayudante, pues no sabían qué hacer, y sólo se miraban uno al otro, cuando empezó a salir humo, mientras los pasajeros les pedían que sacaron el extinguidor, lo cual hicieron hasta que empezó el fuego, pero ya su esfuerzo fue inútil.
“A ver cómo nos va a responder la compañía, porque se supone que hay un seguro; pero aquí dice en el boleto: Tornado no asume ni acepta ninguna responsabilidad por pérdidas, daños, quebraduras o deterioro de cualquier artículo que sea transportado”.
Los viajeros iban a San Luis, Querétaro, Guanajuato, y hasta Guadalajara, como Andrés Becerra, quien salió de Fort Whorth, Texas, la noche del sábado, y aunque él no perdió maletas, se dolió porque no podría llegar a tiempo para sepultar a su padre, que falleció un día anterior.
Aunque lograron llegar dos unidades de bomberos, para entonces el fuego prácticamente había consumido el autobús, a lo largo de media hora.
afcl