El bramido del mar es el único sonido que desquebraja la tranquilidad de la madrugada en playa Morro Ayuta, en la población de Río Seco —agencia de San Pedro Huamelula en la costa chontal de Oaxaca— no hay viento, no hay lluvia, ni siquiera ladridos a la distancia.

Una jauría de 100 perros olfatea cautelosa en la arena, mientras una docena de hombres rasgan, silenciosos, dos kilómetros de playa en busca de los cinco mil nidos frescos que durante ocho horas crearon tortugas golfinas en el segundo santuario más grande que posee México y Oaxaca.

Los saqueadores comienzan el robo desde las 12:00 de la noche y terminan hasta las 8:00 de la mañana.

Por momentos, los hombres se alteran al ver personas extrañas, intentan huir en sus caballos cargados de huevos, pero al no sentir peligro regresan y continúan con la faena.

Desde 2014, la cuadrilla de 13 elementos de la Secretaría de la Marina y Armada de México retiró el resguardo permanente de esta zona, lo mismo sucedió con el santuario de la tortuga golfina en playa La Escobilla; ahora sólo hacen presencia los últimos días de los desoves, cuando ya han sido robados 60% de los nidos.

En todo lo ancho de los 2 kilómetros de playa, el paisaje lo acaparan los caballos que flanquean a sus amos, también lo ocupan los perros, los zopilotes y pobladores de las comunidades de Coyul, Río Seco, Tapanalá, Los limones, así como Huamelula, que tienen como fuente de empleo el saqueo de los huevos de tortugas.

Invitados por el Campamento Tortuguero de Morro Ayuta de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), EL UNIVERSAL presenció la tercera arribazón de tortugas de la temporada, en la que se dejó al descubierto el gran saqueo y la ausencia de los responsables de dar la protección de la especie: la Marina.

“La cosa está difícil”. El pescador de 24 años se pone nervioso al ver gente extraña en la playa, niega dar su nombre y asegura que la necesidad lo obliga a saquear los nidos.

“Si hubiera trabajo en el pueblo no vendríamos a saquear, el campo no da por la falta de lluvia, el mar está igual, escaso, éste es una fuente de empleo. Aunque poco, logro sacar hasta 500 pesos por viaje”, explica mientras coloca sobre el caballo dos sacos cargados con tres mil huevos de tortugas, que venderá a 30 pesos el ciento.

A veces se llegan a juntar alrededor de 100 personas, que logran robar de mil 500 a tres mil embriones. Hasta sus comunidades llegan los compradores que distribuyen el producto en los mercados de Salina Cruz, Tehuantepec y Juchitán, algunos logran llevarlos hasta la ciudad de México.

De acuerdo a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, este año se espera el arribo de 600 mil tortugas golfinas desovando alrededor de 60 millones de huevos, de julio a marzo de 2016.

El saqueo se incrementó en dos años. Ángel Guillermo Gonzales, coordinador del campamento de la Conanp, informó que en esta tercera arribazón, del 10 al 14 de agosto, llegarán de 25 mil a 30 mil tortugas,y depositarán un total de 300 mil huevos. En la segunda noche del fenómeno anidaron 5 mil ejemplares que desovaron 50 mil huevos, de los cuales fueron saqueados 70% de los nidos.

“Damos aviso a la Profepa y ésta a la Marina. El personal de la Profepa llega, pero no puede hacer mucho sin seguridad de por medio”.

Con esta situación crítica, Gonzales considera que si no se pone un alto a la depredación, en un futuro se pondrá en riesgo la especie.

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