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“Si tuviera miedo no estaría aquí”

Martha es madre soltera y tiradora de élite

Martha Patricia Hernández, de 28 años de edad, es madre de dos niños de seis y 10 años, y forma parte, desde hace tres, de la Policía Estatal y desde hace uno de la nueva corporación de élite.
14/07/2015 |02:27Edgar Ávila / Corresponsal |
Redacción El Universal
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Las detonaciones de las cinco armas de fuego retumban en el ambiente. Los  agentes, entre ellos una mujer, toman posición, agarran sus pistolas, respiran profundo, colocan el dedo en el gatillo y lo accionan.

Las balas dan en los blancos. Los tiros, certeros y precisos, salieron de las armas utilizadas por los integrantes del escuadrón de la Fuerza Civil de Veracruz, quienes han logrado los primeros lugares en las últimas dos competencias y han dejado atrás a integrantes del Ejército, Secretaría de Marina y Policía Federal en el ramo.

“Me gusta, me fascina”, suelta la oficial Martha Patricia Hernández, una mujer de 28 años de edad quien porta en su muslo derecho una pistola semiautomática Beretta Px4 Storm.

Ella es madre soltera de dos niños de seis y 10 años, y forma parte, desde hace tres, de la policía estatal y desde hace  uno de la nueva corporación de élite Fuerza Civil, donde integra el equipo de tiro compuesto por cinco oficiales.

“No tengo miedo, si tuviera miedo no estaría aquí en este trabajo”, afirma con su boca pintada de rojo carmesí, y dice con orgullo que en la Secretaría de Seguridad Pública no sólo hay edecanes, sino también mujeres agentes, como ella, que son 100%  operativas.

Su pasión por la carrera policial nació por uno de sus hermanos, un agente que le transmitió el amor por el oficio y las armas, las cuales considera parte de su cuerpo, pero también, su último recurso.

La ronda de disparos en el lugar no cesa. Las pistolas semiautomáticas descansan y ahora los agentes  toman un fusil de asalto Beretta ARX-160 y un fusil G3 de fuego selectivo,  este último con alimentación a cargador.

Parados con firmeza, con sus brazos extendidos y fuertes, resisten el culatazo de las armas largas. Los casquillos vacíos y humeantes salen disparados hasta  tres o cuatro metros del tirador.

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La metralla destruye los blancos de papel colocados en uno de los dos campos especializados.

El escuadrón de la Fuerza Civil está en las instalaciones del Centro de Estudios e Investigaciones en Seguridad (antes Academia Estatal de Policía) de El Lencero, donde recibieron todo el entrenamiento que los llevó a ganar el primer lugar en la competencia que organizó la Sexta Región Militar (Veracruz-Puebla-Tlaxcala) para celebrar su aniversario.

El equipo también arrasó en la última Olimpiada Nacional Policial que se celebró en Veracruz con cerca de mil 800 participantes; los mejores policías de todo el país.

Obtuvieron el primer lugar por equipos, primero en paso de pista policial y primero individual femenil.

“El tiro es una de las siete técnicas de la función policial, una actividad primaria en el adiestramiento del policía”, explica el director del Centro de Estudios e Investigaciones en Seguridad, Alejandro López Ferrer.

En dicho centro, donde ahora se imparten estudios de nivel superior, técnico superior universitario, y maestría en seguridad pública, se enseña al policía cómo se desenfunda un arma, tipos de agarre y posiciones de tiro.  “Hay cinco principios básicos: posición, agarre, respiración, la acción del dedo sobre el disparador...”, detalla López Ferrer.

Capacitación desde las raíces. En los dos campos de tiro y en el simulador de tiro virtual, a los nuevos agentes se les enseña teoría en materia de armamento y tiro policial,  nomenclatura, arme y desarme, y el ciclo de funcionamiento.

“Es una herramienta de trabajo, es el último recurso y es un estandarte de autoridad”, afirma el director, quien con un pasado militar, también forma parte del exitoso equipo.

Los oficiales de la Fuerza Civil utilizan para su entrenamiento lo mismo una Beretta Px4 Storm, Beretta 92F, que una Glock 9 milímetros, pasando por los fusiles de asalto ARX160, G3 y el famoso R15.

“Tengo una filosofía: que el arma, cuando la saques, es para usarla; es una herramienta a la que hay que tenerle mucho respeto porque un arma esta hecha para matar o herir”, expuso el jefe policial.

Con 2 mil miembros, la Fuerza Civil, una corporación policiaca de élite, inició operaciones en Veracruz en  2014 durante los Juegos Centroamericanos y del Caribe y en la Cumbre Iberoamericana.

Los nuevos policías recibieron cursos de especialización y adiestramiento impartidos por la Marina, la Secretaría de la Defensa Nacional y la Policía Federal, pero también por instituciones de países como Canadá, Estados Unidos, España, Francia, Guatemala, Israel, Italia, así como también  República Checa.

Entre sus tareas fundamentales están el combate a los grupos de la delincuencia organizada, contención y disminución de los delitos comunes, y auxilio a la población en casos de desastres naturales.

Además, el desarrollo de actividades de inteligencia policial, gestión social y atención a las causas que originan la delincuencia, y prevención del delito y fomento de la participación ciudadana.

“Te estás preparando para servir a México y Veracruz y tu mentalidad va cambiando”, afirma el policía cuarto, integrante del equipo de tiro y quien ha participado en diversos enfrentamientos armados contra de la delincuencia organizada.

Portando una Prieto Beretta Px4 Storm y un Fusil ARX-160, recuerda que cuando son cadetes y hay detonaciones, retroceso y el olor a pólvora, se ponen nerviosos, pero conforme va pasando el tiempo y se dan cuenta de la responsabilidad de traer un arma para la seguridad de las personas, es  algo distinto.

“Todos tenemos miedo, pero el miedo tiene un nivel y a estas alturas el grado de timidez es mínimo, uno busca hacer su trabajo y darle seguridad a la ciudadanía”, explica.

Las ráfagas de metralla se escuchan cadenciosamente. Los fusiles “escupen”  balas; quienes las portan siguen pensando en que será su último recurso, y si llega  ese momento, apuestan a que les permitirá salvar la vida y proteger a los ciudadanos.