Va de broma en broma con sus hermanos, con su madre y quien se le pone enfrente. La sonrisa siempre está dibujada en los labios de César Fernando Díaz Lucero, quien divertido habla del contexto electoral de Sonora.

Con fuerza y valentía ha resistido múltiples operaciones en su cabeza y cuerpo, producto de las secuelas del incendio de la Guardería ABC, el 5 de junio de 2009.

Este será el primer año que en verano no será sometido a cirugías en el Hospital Shriners de Sacramento, California, y está feliz. Para el próximo, le colocarán nuevamente expansores en su cabeza y cuerpo.

Le encanta jugar basquetbol, futbol y beisbol con sus primos en la comunidad rural La Mesa del Seri. En la escuela le están enseñando a dibujar a lápiz y también le gusta.

Hace cuatro años, cuando EL UNIVERSAL lo visitó por primera vez en su casa, César Fernando era un niño tímido, con muchas interrogantes sobre su condición de salud.

Ahora, en la tercera entrevista, el pequeño de nueve años de edad, es un niño extrovertido y juguetón.

Sorprende a su madre, Fabiola, cuando coloca la política como principal tema de conversación.

Expresa a su juicio las preferencias electorales de los sonorenses, y menciona los nombres de los candidatos con sus respectivos partidos políticos con precisión.

Los define y detalla el porqué la sociedad no debe de apoyar a algunos de ellos. “Ya basta de ‘robateros’, prometen y no cumplen”, dice con su manita derecha empuñada.

Su madre lo escucha con interés; nunca le había hablado de esa manera. Más aún cuando expresa que un día pudiera ser un candidato que busque cambiar las cosas. Al pequeño le apasiona la política y lo deja muy claro.

Sentado en una escalinata de su casa, acaba de llegar de la terapia de rehabilitación, donde le hizo un collar de cuentas verdes con blancas a su madre y se lo coloca como corona en la cabeza. La abraza, la besa y la bromea.

Tiene heridas abiertas en sus brazos y piernas, pero asegura que no le duelen. Siempre están ahí, porque se rompe el tejido de su piel, en tiempo de calor su piel se vuelve más sensible.

Ya ni cuenta sus operaciones

De todas las cirugías a las que ha sometido, ya perdió la cuenta. Ha ingresado al quirófano en más de 10 ocasiones y en cada una de ellas le han practicado intervenciones múltiples. Le han operado la mano izquierda, el tobillo y la cabeza para restablecerle el cuero cabelludo.

“Hace días llegamos de Sacramento, California, donde en el hospital tuvo sesiones de láser en sus brazos”, comenta su madre Fabiola.

El niño está ansioso porque en los próximos días viajará de nuevo a California con su madre.

En esta ocasión no irá al Hospital Shriners; estará en Fresno, pues por tercera ocasión participará en el campamento que organiza Alissa Ann Runch Bur Foundation para niños que han sufrido quemaduras.

César, el pequeño vencedor de grandes batallas, sonrisa de ángel y ojos destellantes, se asume como un niño plenamente feliz, Y está consciente de que debe poner todo lo que esté de su parte para continuar con el restablecimiento de su salud.

En 2012, César se preguntaba cosas como ¿por qué murieron los niños en la guardería? ¿Hasta cuándo van a desaparecer las cicatrices?, pero las respuestas siguen sin llegar.

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