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Para el proceso electoral de este año más de 500 ciudadanos manifestaron su intención de obtener una candidatura independiente en 15 entidades, pero sólo 121 cumplieron con los requisitos y lograron el registro.
Sin embargo, al menos 48 personas que obtuvieron el registro han ocupado cargos de representación popular, principalmente como diputados locales y alcaldes, postulados por algún partido político; incluso, unos han cambiado su filiación partidista antes de decidirse a ser candidatos ciudadanos.
Destaca que entre los aspirantes al DF, Estado de México y a diputados federales está el mayor número de candidatos con pasado partidista, más de 40%, mientras que el otro 60% se reparte en las 13 entidades donde obtuvieron registro.
Otros 73 postulantes son ciudadanos sin partido, aunque muchos de ellos han sido activistas o líderes sociales y campesinos, por lo que han tenido relación con partidos para cumplir sus metas, y pocos son reconocidos entre la comunidad por ser personajes célebres avalados por su labor individual, como doctores, maestros y hasta un ex rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa.
Analistas políticos cuestionan esta figura electoral, pues consideran que detrás de la mayoría hay intereses a los que deben responder o fueron militantes y representantes populares impulsados por algún instituto político.
Alfonso Zárate, maestro en sociología política, señala que para que un candidato sea independiente se requiere de un figura que se circunscriba a la sociedad civil, de un personaje respetable, que sea reconocido en la comunidad por sus acciones, como el caso de un doctor.
De lo contrario, el consultor en en política destaca que “resulta paradójico, pues los candidatos son menos independientes y casi deben venderle su alma al diablo”.
Considera que en algunos casos genera suspicacia la figura y hay un riesgo, pues no se sabe si está “negociando con poderes fácticos legales o ilegales”.
Para Gersón Hernández Mecalco, académico de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, muchos de estos candidatos catalogados como independientes tienen un pasado partidista.
El analista menciona que esa llamada “independencia” es cuestionada y la intención en la reforma electoral era que hubiera un balance positivo, para que tuvieran acceso liderazgos que han tenido fuerza en sus comunidades.
Mientras el analista político Eduardo Huchim pregunta: “¿Independientes, de quién?”, mejor habría que nombrarlos no partidistas, dice.
Los expertos señalan que la figura debe valorarse en su justa dimensión y de ser necesario se deben modificar las leyes para que en realidad sean candidaturas ciudadanas.
La lucha
En total, quedaron registrados tres candidatos para gobernador, dos con pasado partidista, el ex priísta por 30 años, Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, en Nuevo León; el líder campesino Luis Antonio Che Cu, en Campeche, y el ex perredista Benjamín de la Rosa, quien apenas el 27 de mayo recibió el fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para que le restituyeran la candidatura, la cual había sido cancelada al no cumplir con el número de firmas ciudadanas.
En el caso de aspirantes a diputados locales, 21 obtuvieron el aval, tres de ellos con pasado partidista y el resto entre líderes sociales y ciudadanos, y en el caso de alcaldías la cifra alcanzó 52 posiciones, con 18 postulantes que militaron en algún momento en otro partido; todos éstos fueron diputados locales o presidentes municipales en años anteriores.
En todos los cargos de elección popular hubo impugnaciones ante tribunales electorales estatales y el federal, por lo que las cifras se mantuvieron fluctuantes; el caso más reciente fue el de Guillermo Cienfuegos, el payaso Lagrimita, luego de que el pasado sábado el TEPJF ordenó que le regresaran la candidatura, con apenas cuatro días para hacer campaña.
Además, el Instituto Electoral tendrá que reimprimir las boletas para incluirlo, lo cual significa erogar más de 2 millones de pesos, cantidad superior a los 500 mil pesos que fueron aprobados de forma inicial para los independientes en Guadalajara.
En 13 entidades —Baja California Sur, Campeche, Guanajuato, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Morelos, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Sonora, Tabasco y Yucatán— más de 300 levantaron la mano, pero únicamente fueron aprobados 79 registros.
A esta cifra hay que agregar que 21 aspirantes obtuvieron el registro como candidatos independientes para diputaciones federales y 21 más para legisladores locales, alcaldes y jefes delegacionales en el DF y Estado de México.
Así, en todo el país, 121 personas buscarán un puesto de elección popular bajo esta figura para competir el 7 de junio, aunque más de 500 buscaron esa posibilidad y se quedaron en el camino, al no cubrir los requisitos, principalmente la cuota de firmas ciudadanas, que varió entre 2% y 3% del padrón electoral, según el estado.
En el caso de Chiapas, cuya jornada electoral se realizará el 19 de julio, el proceso de registro se realiza en estos momentos, por lo que aún no se tiene un listado, y en Colima ningún aspirante logró el número de respaldos suficientes para obtener el registro.
“El suelo no es parejo”
En entrevista con EL UNIVERSAL, candidatos independientes aseguraron que pareciera una carrera de obstáculos acceder a esta contienda, aunado a que no se les dio apoyo para la difusión y faltaron recursos.
De hecho, apenas la semana pasada las autoridades electorales resolvieron que establecieron los topes de campaña institucional y privado.
Para Manuel Clouthier, aspirante independiente a diputado federal por Sinaloa, el proceso electoral ha estado marcado por la inequidad.
Señala que a lo largo de su campaña ha tenido que enfrentar dos grandes retos: hacer frente al Instituto Nacional Electoral (INE), que no ha difundido la figura de candidato independiente, y que ha limitado sus spots en radio y televisión.
El segundo, añade, es contrarrestar la campaña de desánimo y desesperanza que promueven las autoridades para que la gente no vote, pues si la ciudadanía acude a las urnas el 7 de junio al gobierno y a su partido “les va a ir mal”.
Mientras, Pedro Kumamoto, Alberto Merlo y Patricio del Valle coinciden en que si bien las candidaturas independientes no generan por sí solas un cambio en el sistema político mexicano, lo que ellos buscan con esta nueva figura es romper con el paradigma de la política centrada en los partidos, empoderar a la sociedad y acercarla a los espacios de toma de decisiones.
Pedro Kumamoto, candidato independiente a diputado local en Jalisco, sostiene que la fuerza de su campaña radica en conjuntar los esfuerzos de un grupo de personas que están convencidas que la gente y no los partidos políticos deben estar en el centro de la democracia.
Alberto Merlo, aspirante a diputado federal en Puebla, tiene claro que apenas es el primer paso en lo que a candidaturas independientes y que el proceso electoral de 2015 es para “sembrar hoy y cosechar el día de mañana”, porque esto, a la postre, “seguro impactará en la democracia de manera directa”.
Patricio del Valle, quien busca llegar a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, señala que los candidatos independientes deben superar una “completa inequidad” frente a los aspirantes partidistas, pero tienen la ventaja de contar con el apoyo de los ciudadanos, de los vecinos, por lo que saben que, de ganar, incluirán en las agendas legislativas temas que la sociedad exige, y que no han sido retomados antes porque afectan a los intereses partidistas.