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Crímenes de odio, un delito añejo: ONG

Foto: Archivo/EL UNIVERSAL
27/06/2015 |01:20
Redacción El Universal
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Un hombre, cuyo nombre aún se desconoce, fue asesinado de un disparo. Antes, le destrozaron el rostro, le colocaron una bandera nacional en la cara y le cambiaron parte de su vestimenta. El cuerpo fue localizado esta semana en un terreno al norte de la ciudad de Chihuahua.

Se trata de “un varón con vestimenta femenina”, informó la Fiscalía del Estado en torno al crimen que representantes de la comunidad lésbico-gay calificaron como un crimen de odio.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) considera que el país es una de las tres naciones de la Latinoamérica donde más crímenes de odio se han presentado. Entre el 1 de enero de 2013 y marzo de 2014, el organismo registró 86 agresiones, 76 de ellas, homicidios. Los delitos ubican a México y a Colombia en el mismo sitio, sólo por debajo de Brasil.

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Mientras, la Comisión Ciudadana de Crímenes de Odio por Homofobia señala que en 19 años han sido asesinadas mil 218 personas —16 de ellas mujeres—; el primer lugar a nivel nacional lo ocupa el Estado de México, seguido de Chihuahua.

Este informe de 2015 incluye cifras de 1994 a 2014 y fue elaborado a partir de un monitoreo en medios de comunicación, debido a que en la mayoría de las entidades no está tipificado el delito como crimen de odio por homofobia.

Hortencia Aragón considera que la forma en que se cometió el crimen en Chihuahua tiene diversos mensajes: “Le cambiaron sus zapatos por unos de trabajo para que se vaya al cielo como llegó, como hombre; y le destruyeron sus rasgos físicos como signo de rechazo al cambio de identidad”, dijo la diputada local perredista.

Pero el fenómeno no es nuevo. Uno de los primeros crímenes de odio ocurrió en 1938 en Juchitán. Manuel fue tundido a golpes por su padre y dos hermanos; murió semanas después a consecuencia de las lesiones.

Ese fue el castigo por un supuesto robo de ganado cuya ganancia compartió con algún amante, según los tres hombres, que no fueron denunciados, pero que sí lo llevaron a cárcel municipal.

María, la hermana de Manuel, cuando tenía 80 años relató el crimen, integrado en las recopilaciones para un proyecto de libro sobre muxes asesinados.