El aseguramiento de indocumentados en México se ha duplicado a raíz de la puesta en marcha del Programa Frontera Sur, que en el papel es para “proteger” a los migrantes, debido a que ha sido necesario reforzar el patrullaje y los controles migratorios en los límites con Guatemala. Ello ha provocado la búsqueda de rutas alternas para evitar detenciones y deportaciones, que en la mayoría de las ocasiones resultan más riesgosas, luego de que una de las principales medidas de este plan del gobierno federal es evitar que aborden el tren conocido como La Bestia.

En lugar del tren carguero, ahora los miles de indocumentados que buscan llegar a Estados Unidos se desplazan hacinados en cajas o cabinas de tráileres, entre las mercancías de camiones de carga, o incluso han abierto rutas marítimas desde Centroamérica hasta Oaxaca, lo que los expone todavía más a extorsiones, a ser víctimas de trata de personas y a la muerte, señalan organizaciones sociales defensoras de migrantes, que han ubicado hasta 16 nuevas rutas, cuatro de éstas son trayectos muy cortos en el cruce entre Guatemala y Chiapas.

Se duplica aseguramiento de migrantes

Datos duros de la Unidad de Política Migratoria de Gobernación revelan que entre enero y abril de 2015 fueron asegurados 62 mil 274 indocumentados, es decir, casi 100% más que en el mismo periodo de 2014, cuando 33 mil 735 “sin papeles” fueron presentados ante las autoridades migratorias, y más del doble que en los primeros cuatro meses de 2013, cuando 30 mil 347 extranjeros fueron detenidos.

En esta lluvia de cifras destaca el acelerado incremento este año de aseguramientos de centroamericanos: 58 mil 492, en el periodo enero-abril 2015, contra 31 mil 961, en 2014, y 28 mil 536, en 2013. De aquella cantidad, 27 mil 96 son guatemaltecos; 20 mil 80, hondureños, y 10 mil 716, de El Salvador.

Más de la mitad de los 62 mil 274 aseguramientos se registran cuando apenas los migrantes cruzan la frontera sur: 34 mil 501 ocurren en Chiapas (26 mil 894) y Tabasco (7 mil 607). Veracruz aporta 12 mil 71 detenciones, y Oaxaca, tres mil 98. Es de subrayar el caso de Tabasco, donde en los primeros cuatro meses de 2013 sólo fueron asegurados dos mil 175 extranjeros.

Otros estados con más de mil aseguramientos delinean claramente la ruta migratoria de los centroamericanos hasta McAllen, Texas, donde en 2014 fueron detenidos por la Border Patrol 75% de quienes lograron cruzar hacia Estados Unidos: Tamaulipas, mil 889; Coahuila, mil 400; Nuevo León, mil 212, y San Luis Potosí, mil 115 (en Querétaro y DF fueron presentados ante las autoridades migratorias 956 y 920 indocumentados, respectivamente).

Es importante señalar que los primeros efectos del Programa Frontera Sur se comenzaron a percibir en octubre y noviembre del año pasado cuando los aseguramientos, que en promedio oscilaban entre 8 mil y 11 mil cada 30 días, alcanzaron entre 13 mil 700 y 13 mil 671, respectivamente. Incluso, en diciembre pasado se registraron 9 mil 662, cifra notoriamente alta, pues en ese mes la migración cayó debido a las condiciones climatológicas adversas y como ejemplo está el mes de diciembre de 2013, cuando la cifra fue de 4 mil 443 casos.

El aumento es más notorio este año, ya que el promedio mensual ha sido de 16 mil migrantes asegurados.

Nuevos caminos, más peligros

Ante el reforzamiento de los controles migratorios y las redadas para evitar que los indocumentados aborden La Bestia, como parte de las acciones del Programa Frontera Sur, organizaciones sociales de apoyo al migrante coincidieron en que lejos de estar más protegidos, “como aseguran las autoridades”, las violaciones a los derechos humanos de los indocumentados han aumentado; además, externaron su preocupación porque éstos han tenido que buscar rutas alternas alejadas de las poblaciones, así como nuevos medios de transporte en condiciones más difíciles, lo que pone en riesgo sus vidas.

Dichas organizaciones han detectado hasta 16 nuevas rutas para llegar desde Centroamérica hasta la frontera de México con Texas; dos de ellas son marítimas y van de embarcaderos de El Salvador y Guatemala hasta las costas de Huatulco y Puerto Ángel, donde después los migrantes inician rutas por tierra que los llevan hacia Veracruz y Puebla, entre otros destinos.

“Es difícil que los detecten porque viajan en alta mar, muy distante de la costa, lo que hace más peligrosa la travesía; las lanchas generalmente llegan por la noche para no ser vistas”, comentó Rufino Domínguez Santos, director del Instituto Oaxaqueño de Atención al Migrante (IOAM).

Sobre las rutas terrestres, el sacerdote Rubén Pérez Ortiz, director de la Casa del Migrante de San Luis Potosí, dijo que sin acceso a La Bestia ahora los migrantes se tienen que desplazar caminando, hacinados en cabinas, camarotes y cajas de tráileres; entre las mercancías de camiones de carga y, los más afortunados, en el transporte foráneo convencional, como en la ruta que va de la Huasteca hidalguense hacia Veracruz y de ahí a Tamaulipas. Otros, con más recursos, se organizan y rentan un camión completo para pasar como turistas.

“En su paso por San Luis Potosí, los migrantes llegan con problemas respiratorios, con situaciones de claustrofobia, sienten que se asfixian por los periodos prolongados que se pasan amontonados en espacios muy reducidos de cajas de tráileres o camarotes, buscando evadir la revisión en los puntos de control”, comentó el clérigo en entrevista.

Estos caminos alternativos les significan a los migrantes emplear entre cinco y seis días en recorridos que antes hacían en un día o día y medio, agregó Domínguez Santos, quien detalló que los riesgos son mayores en estas rutas porque no hay albergues ni sitios donde puedan comer o dormir, y a veces se acercan a pedir auxilio a pobladores, que temen o no saben qué hacer ante esta nueva situación. También, dijo, son presa más fácil de delincuentes y de los polleros, que les cobran cantidades mayores por llevarlos hasta la frontera norte.

El director del Instituto Oaxaqueño de Atención al Migrante consideró que el pago a los polleros puede alcanzar hasta cinco mil dólares (80 mil pesos) por atravesar a cada migrante desde la frontera con Guatemala hasta Estados Unidos, aunque no siempre se cumple la promesa de llegar hasta allá, pues en ocasiones son detectados por agentes del Instituto Nacional de Migración (INM).

Organizaciones sociales señalan que ahora es más arriesgado el cruce y se llevan más tiempo en el recorrido por territorio mexicano, lo que implica que también sea más caro.

Antes, señalan, los migrantes se subían a La Bestia, pagaban una cuota a la delincuencia y viajaban toda la noche; pero ahora la situación es más complicada.

“Se necesita más dinero porque hay que pagar el camión, pero luego los de migración se están subiendo mucho a revisarlo”, comenta un migrante, quien revela que muchos de sus compatriotas —hondureños— se están organizando para contratar autobuses para pasar como turistas, pero “eso cuesta aún más dinero y eso es lo que le falta a uno”.

Con información de Édgar Ávila, Fredy Martín y Dinorath Mota

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