Con 250 mil pesos, 25 años, un pequeño equipo, muchas horas de calle, cientos de publicaciones en redes sociales, una caja de manzanas y el voto de más 51 mil 400 personas, Pedro Kumamoto venció a los partidos políticos y logró obtener la diputación de uno de los distritos más importantes de Jalisco.

Desde su casa de campaña —un pequeño departamento de tres recamaras tapizado por el bullicio de varios jóvenes que apenas caben en su ir y venir— Kumamoto va asumiendo poco a poco el tamaño de lo que tiene enfrente: “Seguramente me equivocaré, pero siempre escucharé la crítica y no dejaré de ser el mismo, nada ha cambiado, soy el mismo joven de la mochila azul al hombro que le gusta andar en bicicleta y nunca renunciaré a eso (…) hay una manera distinta de hacer política”.

Bisnieto de un japonés que después de la guerra cruzó el Océano Pacífico buscando llegar a San Francisco pero que por error desembarcó en Chiapas, donde se casó con una indígena tzotzil, Pedro Kumamoto parece estar acostumbrado a las historias imposibles; de los seis candidatos independientes de todo el país que lograron victorias en esta elección, es el único que nunca ha pertenecido a ningún partido y no busca gobernar, sino hacer política “lo más horizontal posible”.

“Hace seis meses nadie daba medio peso por nosotros, nos decían que era imposible obtener las firmas para ser candidato, que era imposible llegar sin acuerdos compartidos, que era imposible ganar, que era imposible aventajar con dos dígitos, que era imposible hacer todo lo que hemos hecho”, recuerda sentado en un pequeño sillón de la sala-recepción-oficina, mientras del otro lado —a dos sillas de distancia— una de sus compañeras sigue agendando entrevistas y llamadas telefónicas.

¿Con cuánto financiaste tu precampaña y tu campaña?

—La precampaña para juntar las firmas la hicimos con 7 mil un pesos con 92 centavos, por eso decidimos que el tope de donaciones para la campaña no podría rebasar esa cantidad; nadie, simbólicamente, podría estar encima de nuestras firmas; en campaña ejercimos 250 mil pesos, de ellos 18 mil 626 fueron financiamiento público y los 230 mil restantes llegaron con microdonaciones, muchas de ellas en especie, hay quien nos donó una caja de manzanas y todavía tenemos. Nos quedamos muy lejos del tope de campaña, que era de un millón 226 mil pesos; con 20% de eso logramos vencer a los partidos políticos, lo que nos hace pensar que las campañas son muy onerosas.

¿Qué aprendiste que te pueda ayudar para lo que viene?

—El mejor escudo que puedes tener es ser claro con lo que buscas y con quien eres; partir de la honestidad puede ser complicado a veces porque guardarte ciertas verdades podría ser estratégico en algunos momentos, pero eso te permite tener un piso mínimo del cual no pueden moverte. Lo otro es que necesitamos contar con el respaldo y la participación de las personas, por eso pido que no me suelten.

¿Cómo se ha modificado tu día a día tras ganar la contienda?

—Sigo trabajando 15 horas al día, pero hay preguntas que tenemos que ir resolviendo poco a poco, hay muchas responsabilidades, la vara de las expectativas es alta, sabemos que mucha gente se esperanzó con esto y no los vamos a defraudar; debemos ser estratégicos para impulsar la agenda de participación ciudadana que tenemos.

La gente del Distrito 10 votó por ti, pero ahora hay muchos otros que te miran esperando algo...

—Ya no es sólo el Distrito 10, y tampoco es sólo la participación dentro de las instituciones, sabemos que prevalece la injusticia, el sectarismo, los intereses privados por sobre los públicos, y tenemos que incentivar la participación dentro y fuera del gobierno; estoy aquí porque sabemos que desde aquí podemos tomar decisiones, pero también afuera se toman y hay que incentivarlo. A través de la participación tenemos que hacer valer mis obligaciones que tienen que ver con legislar a favor de las mayorías del estado, no sólo del Distrito 10; si me respaldan podré tener injerencia en la toma de decisiones.

¿Y las minorías?

—Tenemos que legislar pensando en las mayorías sin pasar sobre los derechos de las minorías, ese es el espíritu y la perspectiva de derechos humanos en esta candidatura; es una perspectiva propersona que nunca pensará en restar derechos, sino en sumarles.

A la siguiente legislatura le tocará resolver temas como la regulación de la mariguana y los matrimonios entre personas del mismo sexo. ¿Cuál es tu postura?

—Estoy a favor de la despenalización de la mariguana para usos médicos, y estoy abierto al debate sobre el recreativo; en el tema del matrimonio igualitario ya se pronunció la Suprema Corte de Justicia en el sentido de regularizarlos y eso lo tenemos que acatar.

En los últimos días, el timbre de este departamento ha registrado la huella digital de decenas de reporteros y fotógrafos que registran la forma en que aquí se hace política, entre memes, carteles, papeles, mapas, proyectos...

“No soy acrítico por entrar en el sistema, entiendo que al hacerlo estoy validando muchas cosas y eso me duele por un lado, pero pienso que podré modificar ciertas cosas, y si no es así, tendré que tomar otras cartas”, señala Kumamoto, mientras alguien busca el lugar más apropiado para colocar un tripié que alguien dejó a medio pasillo.

En teoría, en el Congreso las bancadas discuten los acuerdos que tomarán con otros partidos. ¿Tú con quién rebotarás todo eso?

—Mi bancada son las personas, es la más numerosa, son casi 52 mil personas que votaron por mi y les pido que sean demandantes, que participen; lo mejor que puedo hacer es tener un ancla con ellos para tener un pie en la calle y otro en el Congreso.

Eso implica quitarle al Congreso el velo bajo el cual unos cuantos toman las decisiones y las votan...

—Ese es el objetivo, por eso pido a la gente que se articule y participe, que esté lista para actuar y conocer la información que se nos ha ocultado por tanto tiempo. Este será un Congreso muy dividido y nos necesitarán para pasar iniciativas, y cuando nosotros presentemos las nuestras irán no sólo con la firma de diputados, sino con la de miles de personas a las que les pediremos adherirse para que el costo político de decir ‘no’ sea muy alto.

Tienes propuestas muy concretas, pero... ¿Todo esto no te ha hecho ampliar tu agenda?

—No tengo que perder de vista que soy diputado del Distrito 10, sin embargo, eso no me impide ver los problemas de seguridad, del campo, solidarizarme con madres de los desaparecidos...

Entre tus asesores hay quienes intentaron, en su momento, ciudadanizar la política y ahora participan con los partidos. ¿Qué has aprendido de ellos?

—Tengo asesores vinculados a partidos, pero son los mejores expertos en distintos temas, y esto se trata de buscar las mejores soluciones, así su participación en mi campaña tiene que ver con el aspecto técnico de lo que les preguntamos en su momento; por ejemplo, el trabajo de Guadalupe Morfín en Ciudad Juárez la autoriza para que la consultemos sobre derechos humanos y eso haremos, independientemente de que ahora estará como regidora de Guadalajara con Enrique Alfaro.

En medio de toda esta vorágine, ¿qué te ayuda a no perder piso?

—Estos 100 días de andar en la calle tocando puertas, la gente, sus rostros, las críticas, pero sobre todo las personas que me anclan; nada ha cambiado, sigo siendo el mismo, si pierdes tu integridad, si la pierdes, no tiene sentido el ejercicio de gobierno.

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