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La verdadera Alondra, como se le ha llamado a Alondra Díaz, hija de Dorotea García, vivió hasta hace unos días en un pequeño pueblo de Jalisco, muy cerca del municipio de Tlajomulco. EL UNIVERSAL encontró la pequeña casa en la que habitaba con su padre.
Cuando surgió el escándalo de la niña Alondra Luna (la otra Alondra) y Reynaldo vio las imágenes en televisión, supo que tendría que entregar a su hija. Desde ese momento, dicen los vecinos, no lo han visto en las calles. Tampoco a su hija.
Hace tres años, Reynaldo llegó a vivir a Buenavista, Jalisco, con su hija Alondra. Unos familiares que tienen una paletería lo ayudaron y le dieron trabajo. Alondra estudiaba y cuando podía ayudaba en el negocio, mientras que su padre vendía paletas a bordo de una motocicleta.
Un año después se mudaron al pueblo de Cofradía, a 10 minutos de distancia. Allí vivieron en tres lugares distintos: primero en un cuarto que rentaban; después, en la casa de la novia de Reynaldo y finalmente se mudaron a una casa, sólo la niña y el padre.
Los vecinos de Cofradía describen a Reynaldo como un hombre bueno y trabajador y a Alondra como una adolescente muy platicadora, a veces contestona, pero conforme con su vida.
En un mes tenía planeado hacer la confirmación y junto con su padre estaba ahorrando para su fiesta de quince años, aunque todavía faltaran tres años para que los cumpliera. Alondra tenía novio, dice una de sus conocidas en el pueblo, “sería lo que más extrañaría si se va de aquí”. Durante los dos años que Reynaldo vivió en Cofradía, continuó vendiendo paletas y también arreglaba lavadoras. Los vecinos aseguran que hacía cualquier cosa para que Alondra estuviera bien y no le faltara nada.
Con frecuencia, a su gente más allegada, le confesaba que sabía que había hecho mal en traer a Alondra sin la custodia autorizada, sin el consentimiento del juez y sin avisarle a su madre. “La quería regresar”, dicen, pero parece que padre e hija se habían puesto de acuerdo en que fuera hasta que cumpliera 18 años.
La tranquilidad con la que vivían Alondra y Reynaldo cambió cuando salieron en internet y en televisión las imágenes de la policía mexicana, en colaboración con la Interpol, sacando a Alondra Luna de la escuela.
Quienes lo conocen, señalan que Reynaldo Díaz se conmovió con la escena y dijo: “no es justo”.
Sin embargo, fue tan grande el escándalo que fue entonces que decidió escapar de su casa y esconderse junto con la adolescente.
Desde hace un par de semanas, la niña no ha ido a la escuela y Reynaldo no volvió a trabajar en la paletería de su familia en Buenavista.
Ni su ex novia ni sus amigos ni sus clientes lo han vuelto a ver. Algunos vecinos afirman que sigue en Cofradía y que lo vieron hace unas semanas. Otros revelan que Reynaldo quería entregar a Alondra a su familia en Michoacán, pero no quería a la prensa cerca. Otras personas apuntan que “él la va a entregar en los próximos días, denle tiempo”.
Las dos Alondras. La historia inició el jueves 16 de abril cuando elementos de la Agencia de Investigación Criminal, adscritos a la Interpol México, sustrajeron por la fuerza a Alondra Luna Núñez de la telesecundaria Sor Juana Inés de la Cruz en Guanajuato.
Cinthia Elodia Mercado, jueza Primero de lo Civil con sede en Los Reyes, Michoacán, ordenó entregarla a Dorotea García Macedo, en Houston, Texas, quien afirmaba ser su madre.
La adolescente fue trasladada de Guanajuato al municipio michoacano. De acuerdo con testigos, la juez se negó a recibir los documentos que presentaron Gustavo Luna y Susana Núñez para acreditar que son sus legítimos padres, entre ellos el acta de nacimiento y la constancia de alumbramiento.
Tampoco aceptó que ahí mismo se le practicara el examen de ADN, por lo que la menor fue llevada a la ciudad de Houston, Texas, para reunirse con quien se decía su madre. En ese lugar permaneció hasta que las pruebas genéticas confirmaron que Alondra Luna no era su hija biológica.
El miércoles 22 de abril, EL UNIVERSAL conversó vía telefóni con Dorotea García, quien reveló que durante los cuatro días en los que convivió con Alondra Luna, tuvo la satisfacción “de sentirme plena. Aunque al final fue muy difícil, especialmente cuando me dijeron que las pruebas (de ADN), resultaron negativas”.
García Macedo aclaró que nunca fue su intención lastimar a la familia Luna. “Yo no me robé a Alondra. Ella salió de México legalmente”, y que no tuvo ninguna intervención en el operativo, pues “yo sólo aporté datos. Soy una persona normal y no puedo obligar a la Interpol a que detenga a determinada persona”.
Explicó que es originaria de Guerrero y que hace 17 años viajó a Estados Unidos donde procreó una hija con Reynaldo Díaz.
Las dos Alondras comparten varias características que contribuyeron a la confusión, pues ambas tienen una cicatriz en el rostro y tíos en común: Guadalupe Luna Romero y su esposo Javier Díaz, el padre de Alondra Díaz.
Dorotea y Reynaldo tuvieron problemas, por lo que decidieron separarse y como a ella le correspondía la custodia, él decidió llevársela, presumiblemente a México. La mujer supuso que Reynaldo la habría dejado bajo el cuidado de la familia de su concuño o que, “por compasión”, ellos se hubieran hecho cargo de su hija. De ahí la confusión.
“Me la quitó cuando la niña tenía 4 años y medio y desde entonces no he sabido nada de ambos. Le exijo que salga de donde está escondido, porque estoy segura que le dijo que su madre murió”, relató.
Dorotea advirtió en ese entonces que seguiría buscando a su hija “con más ganas, más fuerza e insistencia” y mientras estuviera viva.