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El obispo de la diócesis de San Cristóbal de las Casas Felipe Arizmendi Esquivel aseguró que presentó su renuncia al cargo para no interferir en las decisiones del obispo sucesor, aunque ratificó su disposición de aceptar la encomienda del papa Francisco de permanecer por período indeterminado al frente de la demarcación católica.
Explicó que su retiro, al cumplir la edad canónica de 75 años es " para dejar el espacio libre al obispo sucesor, para que se sienta con toda la libertad de proceder sin que la presencia cercana del antecesor le signifique una competencia, o un punto de referencia que le cuestione los cambios que considere pertinentes en la pastoral diocesana".
En el documento "Más sobre mi renuncia", el prelado sostuvo que presentó su renuncia no porque esté cansado, aburrido, fastidiado o porque busque huir del servicio y las responsabilidades episcopales, o pretenda la comodidad de la jubilación.
Incluso, subrayó que cuando se acepte su renuncia regresará a su diócesis de origen en Toluca, donde tiene ya un proyecto pastoral para dedicarse a escuchar "a tantas personas" que solicitan que alguien les oriente espiritualmente en su vida y escucharles en confesión sacramental.
No iría a descansar pastoralmente, sino a dar otro tipo de servicio eclesial, enfatizó Arizmendi Esquivel.
El obispo de San Cristóbal de las Casas argumentó que su renuncia, al cumplir los 75 años, se enmarca en la norma de la Iglesia, establecida por el Concilio Vaticano II, hace más de 50 años, y que ha dado muy buenos resultados.
Refirió que actualmente en México hay 51 obispos eméritos, que siguen desarrollando diversos servicios pastorales, sin interferir en sus anteriores diócesis.
"Es el buen ejemplo que me dio monseñor Samuel Ruiz García, quien también presentó su renuncia, al cumplir 75 años, el 3 de noviembre de 1999. El Papa Juan Pablo II le aceptó su renuncia seis meses después de haberla presentado, y nunca interfirió en el proceso pastoral diocesano", expuso el líder religioso.
Recordó que Ruíz García le dijo que su decisión de no permanecer en San Cristóbal de las Casas, sino trasladarse a vivir en Querétaro, era para no interferir en lo que yo considerara necesario modificar.
Todos debemos aprender a no sentirnos indispensables, sino simples servidores del proyecto de Dios. Es también el buen ejemplo del Papa Emérito, Benedicto XVI. La Iglesia sigue adelante, pues es una obra de Dios, no meramente humana, evocó.
Al expresar su gratitud y afecto por sus feligreses, Felipe Arizmendi expuso su disposición de servicio eclesial.
"Yo me siento libre para servir donde se me indique. No pedí ser obispo, ni solicité ser enviado a Chiapas. Vine a Tapachula, por medio de la decisión del Papa San Juan Pablo II, y allá serví durante nueve años"
Fui trasladado a San Cristóbal de Las Casas no por gusto mío, sino por petición directa del mismo Papa, al principio fue muy difícil el cambio a esta diócesis, agregó.
Puntualizó su beneplácito por la estancia y que no renuncia por cansancio o menosprecio; "al contrario, ahora siento el respaldo generalizado de la diócesis, sin que desconozca los problemas y que no siempre son bien aceptadas ni bien interpretadas las decisiones que he debido tomar", dijo.
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