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Hace 26 años, siendo aún menor de edad, Vanessa Bauche mintió para poder interpretar a una prostituta drogadicta en la película El patrullero, acordando mantener el secreto junto con el director Alex Cox.

Era su primer largometraje y la capitalina no quería dejar pasar la oportunidad de trabajar en cine, donde ya había participado en cortos.

“Dijimos los dos: ¡no digamos nada!. Yo ya tenía cuatro años atrás de trabajo”, recuerda divertida.

Ese fue el inicio de una carrera en la pantalla grande que contempla más de 30 producciones cinematográficas, entre ellas Amores perros y Elvira, te daría mi vida, pero la estoy usando.

Encabezó, junto con Gael García Bernal, Diego Luna y Cecilia Suárez lo que se consideró una nueva etapa para el cine mexicano. Pero un problema metabólico lo alejó de él.

Para Digna, hasta el último aliento, sobre la luchadora social Digna Ochoa, debía subir kilos, pero su organismo lo interpretó, dice, como si fuera embarazo y subió más de lo debido.

“Vino el suicidio de mi papá en 2007, hubo enfermedades en la familia, hubo pérdidas y no podía quitarme el sobrepeso, tardé cuatro años en romper ese candado (del metabolismo).

“Y luego se puso de súper moda el look anorexico (actoral) y yo siendo chaparritasabrosibuena todo terreno, pues faltaron ofertas”, narra.

Entonces creó su espectáculo Juana’s soul o La insignificancia de llamarse Juana, que combinó con series televisivas, acciones sociales y ser conferencista, para ir viviendo.

Ahora mismo se verá en televisión a partir del próximo lunes, como parte de la serie El capitán, inspirada en la vida del creador del concepto Africa, Safari, en Puebla. “Es un personaje que va de los 25 años a los 65, empieza siendo una madre latina fuerte, que se va desgastando física y psíquicamente y empieza a ser una especie de antagónica de su propio hijo”, comenta.


¿Han valido estos 26 años de hacer cine?

Sí, lo ha valido, (ahora) lo extraño y mucho. He formado parte de esta transición histórica, ahora está este cine que no termino bien de entender y eso me ha alejado un poco porque se puso de moda la pornomiseria para ganar premios en Europa: entre más oscuro y a la mujer le vaya peor, gana. Y está el otro cine que es el aspiracional de comedia romántica donde sólo la gente de ojos claros puede ser feliz.


¿Llegaste a perder piso?

¡Yo era la veterana de todo el elenco y el crew de Amores perros. Cuando todos se fueron (en internacionalización), Alejandro (González Iñárritu) me dijo que podía ayudarme y me atonté, decidí quedarme. Bueno, como cabeza de familia que era, no era de ir a Cuernavaca y había debido tener capital para soportar las dos casas (mexicana y en el extranjero), esa fue la parte complicada, y me fui con la finta de que con Amores perros iba a ser el primer escalón. También se atravesaron los feminicidios (que es su interés).


¿Qué papel estuviste a punto de hacer y no se pudo?

El de Kate del Castillo en La misma luna, de Patricia Riggen y el de El solista, con Robert Downey Jr. El mismo director de esta última (Joe Wright, Expiación, más allá de la pasión) porque en el guión original Downey tenía una esposa latina que tocaba el piano. Un día me habla mi agente en EU y me dice que tenía dos noticias: la buena era que el director me había seleccionado, la otra era que se separaban las empresas productoras, al final el estudio que se quedó con el guión decidió dejar de lado la historia familiar y yo salí.

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