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erika.monroy@eluniversal.com.mx
Mientras los niños de MasterChef Junior en pantalla hacen platillos muy elaborados y están bajo la dirección de chefs, otros infantes tienen que conformarse con bocadillos sacados desde el empaque o la llamada “comida chatarra”.
Diego, Nicole, Michelle, Rebekah y Diego Alberto reconocen aunque ellos cocinan recetas con más ingredientes y más pasos, también gustan de esa comida “chatarra”, sin embargo, explican que no es difícil quitarse el miedo a la cocina.
“A veces comemos comida chatarra porque no tenemos tiempo, pero siempre es fácil hacer snacks saludables como fruta, pepino o hasta un sándwich”, dice Nicole, quien junto a sus compañeros se enfrentan a la cocina sin la guía de los chefs para EL UNIVERSAL.
Expertos en postres los participantes de Master Chef Junior decidieron que para este Día del Niño se pueden hacer recetas sencillas como pan de elote, de nata y hasta algunos cheescakes. Comentaron que al ser México uno de los principales países con obesidad, los niños pueden ser los primeros en cambiar sus hábitos alimenticios.
“La verdad es que sí da miedo un poco la cocina, que te puedas cortar o quemar pero, si pones mucha atención y decides qué es lo que te gusta, es muy divertido”, dijo Diego Alberto, mientras daba forma a su receta de pan de elote.
Con toda la experiencia que les han dejado las emisiones del reality show de TV Azteca y que este domingo tendrá un nuevo episodio, baten huevos, cocinan, hornean y se dejan llegar no sólo por la receta sino por sus instintos.
Bajo el lema “si nosotros estamos aquí, tú también puedes”, los niños de 12 años han logrado desarrollar más sus habilidades culinarias y un mejor conocimiento de sus ingredientes favoritos. “A mí me encanta cocinar el cerdo porque es muy rico, cerdo en una salsa es delicioso”, dijo Michelle.
Además de sentirse cómodos entre las parrillas, el fogón y los utensilios de cocina, tampoco muestran mayor problema de estar frente a las cámaras. A pesar de su experiencia en los platillos aún escuchan los consejos de sus padres, quienes siempre están al pendiente de ellos.
Incluso ellos han tenido que empezar a seguir los consejos de ellos, por ejemplo, la mamá de Rebekah confiesa que un día quiso imitar un platillo de salmón de su hija, el cual, parecía bastante sencillo, sin embargo, no consiguió el mismo resultado.
Los niños esperan que con su ejemplo otros contemporáneos de su generación se interesen más por la cocina y puedan vivir la experiencia. “Eso sí, tienes que ser consciente de que este trabajo implica sacrificios porque, por ejemplo, los años nuevos o las navidades no vas a estar con tu familia porque vas a estar en el restaurante cocinando”, dijo Diego Alberto.