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jesus.diaz@clabsa.com.mx
Un dron hace una toma panorámica de una escena: dos autos detienen bruscamente, a la vez que unos hombres se acercan y hacen detonaciones.
Lo que capta la cámara del aparato volador es un poema de suspenso visual similar al cine. Un largo plano secuencia que inicia en las alturas y culmina con el rostro impávido del protagonista de la serie Uno contra todos, rodeado de más de 30 soldados (técnicos) que trabajan en la producción.
La idea es superar a la primera temporada y no es poca cosa: es el programa más exitoso que Brasil haya producido jamás para la televisión de paga. Más de 2.5 millones de personas lo vieron, lo que equivale a 19% por encima de la media del horario de máxima audiencia en ese país.
Pero el resultado de ese proyecto se dio mucho tiempo atrás, incluso antes de que, hace un par de años, la productora independiente Conspiração se acercara a Fox para proponerle esta serie, que ya fue estrenada en América Latina y puede verse a través de la aplicación Fox +.
“En Brasil nos obligan a cumplir con un mínimo de producción local para todos los canales de telepago. Eso significa más o menos que hacemos cinco series de ficción guionadas por año, un reality y cuatro documentales”, asegura en entrevista Zico Góes, director de contenidos de Fox en Brasil.
Tras cabildeos en el congreso brasileño durante cinco años y ante la reticencia de algunos sectores de la industria de telecomunicaciones, en 2011 fue aprobada una ley que exige, entre otras solicitudes, que los canales de paga de ese país generen al menos tres horas y media de contenido local en el horario estelar.
Las empresas consideradas preponderantes por el gobierno (llamadas de espaço qualificado) deben unirse a productores independientes para crear contenidos locales —con equipo en su mayoría brasileño—, esto con el fin de incentivar a la industria local, generar fuentes de empleo, además de privilegiar la cultura.
“La política no sólo se basa en cuestiones económicas, sino también en aspectos culturales. La cuotas mínimas de contenido generan diversidad en los mercados audiovisuales y son instrumentos legítimos reconocidos por la comunidad internacional”, explica la Agencia Nacional Du Cinema (ANCINE), encargada de regular esta ley.
El gobierno, a cambio, propuso otorgar un fondo inicial de 126 millones de dólares (400 millones de reales) para la generación de contenidos en televisión privada.
“Indirectamente fomentamos la competitividad, la pluralidad y la competencia; fortalecemos las empresas, programadores y productores independientes”, explica el órgano regulador brasileño.
Tras la ley 12.485, las producciones pasaron de 73 obras audiovisuales en 2011 a 506 en 2014, según datos de ANCINE. En el caso de Uno contra todos, Fox ha invertido 70% del presupuesto, contra el 30% de apoyo gubernamental, asegura Góes.
Latinoamérica, en pañales. Una de las sorpresas para el equipo brasileño, además del éxito de su serie, es la penetración que ha tenido afuera.
Góes lamenta que en Brasil no suceda lo mismo. Salvo excepciones como Cumbia Ninja, realizada en Colombia, el consumo mayoritario es estadounidense. Incluso no recuerda una serie mexicana reciente.
Mariana Pérez, vicepresidente senior de Desarrollo y Producción de Fox para América Latina, reconoce que aún no fácil producir series en la región.
“Es complejo y no en todos las regiones tienes apoyo para financiar. En Colombia es interesante pero tiene que haber muchos colombianos trabajando y a veces no puedes aplicar. México es mas complejo aún, y en Argentina recién se está acercando a las grandes compañías”.
Gran mayoría de las series latinoamaricanas provienen de Colombia. Su mercado fructificó debido a varios factores: la adquisición, en 2007, de Producciones Colombia por parte de Fox Internacional (lo que derivó en FoxTelecolombia). Aunado a apoyos propuestos por el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC) y la Autoridad Nacional de Televisión (ANT), ya sea por concurso o estímulos fiscales.
El Instituto Nacional de Cine de Artes y Audiovisuales de Argentina (INCAA), por su parte, inició en 2015 el Plan de Fomento para la Producción de Contenidos Audiovisuales, que incluye concursos para desarrollar 22 series, entre ellas, ficción para web, documentales e infantiles.
En México, el Instituto Nacional de Cinematografía (IMCINE) ya hizo lo propio, en noviembre pasado lanzó una convocatoria que busca apoyar la creación de series y miniseries.