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aridiana.banos@eluniversal.com.mx
Ella se ha caracterizado por portar con orgullo los trajes típicos de Oaxaca, además de representar dignamente a su cocina, pero también por haberse convertido en un personaje ante el cual no puedes quedarte en punto medio, así es María Eugenia Rule “Maru”, una de las tres finalistas de la segunda edición de MasterChef. Las otras son Melissa Morelos y Bertha López.
“Todos los comentarios que hice y dije fueron desde el punto objetivo, no fue con el afán de decir algo malo de alguna persona o de criticar en mal plan, lo hice siempre con el fin de ayudar. Mis críticas trataron de ser constructivas y no destructivas, pienso que las personas somos y vivimos de acuerdo a nuestra educación”, dice Maru en entrevista con EL UNIVERSAL.
Además reconoció que debido a esto le tocó ser la figura polémica de MasterChef. Basta recordar la vez que comentó que las mujeres del Itsmo de Tehuantepec no eran tan estilizadas como ella, porque comían mucho y tomaban cerveza, algo por lo que después se disculpó. O como en la emisión de MasterChef de la semana pasado, en la cual expresó que de los cuatro que quedaban, ella era la que mejor cocinaba, además de señalar los errores de sus compañeros en los retos o platillos que preparaban.
“Los comentarios tienen que ser con respecto a eso, sin poner ese picor de malicia o de mal carácter o de enojón. Dicen que soy enojona pero es sólo con el afán de que la gente crezca como debe de crecer en cuanto a la enseñanza, para mí es importante que no pasen las cosas por alto, sino que aprendan, que no se queden con lo que tienen”.
Pero contrario a lo que se piense, se lleva fantásticos recuerdos de sus 17 compañeros, incluso tiene buenos deseos para ellos y un consejo:
“Que en la vida aprendan y que este programa no nada más haya sido una aventura, sino que haya tenido un aprendizaje de vida y lo puedan aplicar, saber que para alcanzar algo hay que poner todo”.
Sin importar si gana o no, Maru ya tiene bien definido qué es lo que sigue para ella: poner en marcha un escuela de turismo y cocina. “Estar entre las tres finalistas significa ser una ganadora, porque sé cuanto sé de cocina y cuánto amo Oaxaca, el lunes será otra cosa y comenzaremos otra etapa”.
De profesión ella es administradora de empresas, pero gracias a su papá que la enseñó a cocinar poniendo pasión y cuidado en cada platillos, ahora es que está en la pelea final por ser un master chef.
“Una de las cosas por las cuales me gusta cocinar es que cuando preparas algo de comer reúnes a la familia y así manifiestas el amor que sientes por los demás. Cocinar para nosotros no es sólo poner un plato, una mesa o una cazuela, es transmitir sentimientos, costumbres y valorar el acervo cultural que tenemos”.
Va por todo. “Al ser yo la más pequeña, agradezco a mis compañeros que me hayan protegido, pero eso no quiere decir que hubiera preferencia o me hicieran menos, me sentí en el ámbito de los demás, jamás me sentí menos o apapachada de más”, expresó Melissa Morelos, quien a sus 19 años dejó la seguridad de su casa en Guadalajara para ser una master chef.
Melissa confesó que viendo hacía atrás, cuando audicionó para el reality, se percibe como alguien insegura, pero ahora gracias a todo lo que ha aprendido y a las experiencias que ha tenido, se siente como una rival competente y con la fuerza suficiente para enfrentarse a dos grandes cocineras como son Bertha y Maru.
Ella ya ha enfrentado momentos difíciles dentro del programa, porque siempre que había que hacer equipos, le tocaba el rojo, el cual sólo una vez ganó un reto. Por lo tanto varias veces tuvo que llegar a la prueba de eliminación del show.
“Culinariamente aprendí un montón, como persona me encontré con gente de todos los estatus sociales y creencias, fueron experiencias abundantes en todos los aspectos y estoy agradecida con Dios por permitirme vivir todo esto”.
Esto también implicó sobrevivir a duros comentarios, como el que hizo uno de los jueces, el chef Adrián Herrera, cuando Melissa le confesó que uno de sus planes era viajar y conocer otras gastronomías, y él le respondió que iba a fracasar en ese sueño.
“Los hechos dicen más que mil palabras y eso lo demostraré en un futuro, tarde o temprano”, declaró segura.
Sobre si se ve en un futuro al frente de una cocina o un restaurante, Melissa fue muy sincera:
“Me veo trabajando dentro de la gastronomía, de todo este mundo que me gusta, pero ahorita estoy muy pequeña, tengo 19 años, y eso es lo que quiero ahorita, no puedo visualizar más allá, si pasa o no eso lo pongo en las manos de Dios”, expresó.