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janet.merida@eluniversal.com.mx
La vida de un chef que trabaja en la televisión no es tan distinta a la de millones de mexicanos con un empleo: sus refrigeradores, como los nuestros, están vacíos porque no hay tiempo para cocinar.
Puede que eso explique el placer que provoca ver a través de la televisión y en Internet a gente mezclando alimentos y condimentos en un plato que quisiéramos tener en nuestra mesa.
A lo largo de décadas, la televisión se ha convertido en una especie de cocina y los chefs, en nuestras abuelas dispuestas a revelar sus secretos. Si habláramos de un reality, nosotros seríamos los participantes pensando qué condimento hubiéramos usado en lugar de aquel. De ahí que de un tiempo para acá los programas de cocina en diferentes formatos viven un boom.
Canales como Home&Health tienen alrededor de 14 programas de cocina con 23 horas a la semana. El desafío de Buddy, Hell’s Kitchen y Cupcakes War son algunos de ellos. Canal Once ofrece a la semana casi siete horas de programas de cocina a través de sus cuatro programas, entre ellos La ruta del sabor y Tu cocina; está BBC con Hell’s Kitchen o Ramsay’s Kitchen Nightmares; sin contar canales dedicados a la cocina como El Gourmet o los que apuestan por primera vez a estos formatos: Nickelodeon con Food Hunters. Azteca recientemente unió a su programación a través de Siete cocineros mexicanos con dos horas de duración de lunes a viernes, formato que se suma a Master Chef y Qué hay de comer.
Para el chef Gerardo Vázquez, uno de los integrantes del programa Tu Cocina, es gracias a estos programas que la gente vuelve al origen. La comida no es algo superfluo, a través de ella se puede hablar de la salud de un país, su economía, sustentabilidad, todo.
“A lo mejor no todos tienen el tiempo para preparar diario tres alimentos con la complejidad que se llevaba antiguamente en casa y por eso el interés en estos programas. Ya no hay tiempo para enseñar a la siguiente generación a cocinar pero se hace ahora con estos programas, de ahí toman ideas”.
En efecto, en México pocos pueden darse el lujo para cocinar diario y los estudios lo demuestran. Aquí están los empleados que más horas trabajan al año: 2 mil 228 horas en 2015 contra las mil 366 que laboró un alemán en el mismo periodo (encuesta Employment Outlook 2016 de la OCDE). Suena lógico que en nuestro país más de 30 millones de personas coman fuera de casa, como reveló el estudio Comportamiento del Consumidor del Tecnológico de Monterrey, en 2015 (a cargo de la doctora Raquel Castaño).
José Ramón Castillo, co anfitrión de Cocineros Mexicanos señaló. “No creo que haya un país que se haya cerrado a hacer programas de cocina, los han hecho desde los años 50. Gracias a ellos podemos cambiar la forma de alimentar a un país, devolver las sopas a casa, traer los quelites a la mesa, que se conozcan pueblos mágicos, sus festividades, su comida y tomar el lugar que merece la gastronomía a través de tv”.
Más allá de que la comida cumpla la función de alimentar, para Gerardo, cocinar requiere del más profundo acto de humildad: servicio. “Cocinar es también un acto de amor que se da a bocados”. En su caso, confiesa, por la carga de trabajo su refri tiene tres o cuatro quesos, vino, un par de cervezas, pan y a veces jamón, pero si alguien visita la casa, la cocina toma vida: se llena de ingredientes y de amor.