Tan sólo tres transmisiones después del estreno del programa Una tras otra, de TV Azteca, su conductor Paco Stanley fue asesinado el 7 de junio de 1999 al salir del restaurante El Charco de las Ranas, ubicado en la Ciudad de México.
La noticia conmocionó al país porque el actor era querido por su simpatía y el alcance que había alcanzado en la televisión, pero también por el “miedo” que generó la forma de su muerte.
Con 20 disparos de un arma de fuego hacia su camioneta, Stanley falleció de inmediato junto con un agente de seguros que pasaba por ahí y entre los heridos se encontraba su compañero, con quien también desayunó ese día, Jorge Gil.
Personalidades del espectáculo salieron a dar sus condolencias, pero también a exigir a las autoridades (en ese entonces el jefe de Gobierno Cuauhtémoc Cárdenas) dar fin a la inseguridad a la que se enfrentaba la ciudad, pues se decía que se había tratado de un asalto.
Luego se le vinculó al narcotráfico, hecho que explicaba su muerte como un ajuste de cuentas con el cártel de Colima. También se le relacionó amistosamente con Amado Carrillo "El Señor de los cielos", ya que Stanley amenizaba algunas de sus fiestas.
A su despedida acudió una multitud que le llevó rosas para despedirlo a la funeraria, para luego ser testigos de su translado para el entierro en el Panteón Español.
El caso del presentador quien también trabajó en La Carabina de Ambrosio, ¡Llévatelo! y ¡Pácatelas! fue abierto por la produraduría con tres líneas de investigación: narcotráfico, crimen pasional y problema profesional.
El otro de sus acompañantes, Mario Bezares, quien se había quedado en el baño antes del atentado, fue inculpado junto a Paola Durante, entonces edecán del programa, de planear el atentado; ambos fueron liberados por falta de pruebas. En 2011 fue detenido Luis Alberto Salazar El Bolas.