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janet.merida@eluniversal.com.mx
Hoy le dicen a Luis de Llano que organice otro Avándaro pero él enseguida responde que no, que para eso están otras organizadoras de festivales en México. Hoy prefiere escribir y recordar la historia musical y televisiva de nuestro país de la cual fue parte. De ahí surgió Expedientes Pop, libro que en un principio fue concebido como un currículum pero terminó siendo un vistazo al pasado en la industria del entretenimiento que hoy, reconoce, ha dado giros drásticos especialmente en la televisión.
“Éramos menos los que hacíamos cosas, ahora somos muchos, había un reto creativo en la televisión para mí, luchabas porque tenías que inventar con tus propios recursos muchas cosas que la tecnología te resuelve ahora. Había una constante demanda de creatividad para hacer, no copiar; lo más fácil era comprar un formato y copiarlo, que es lo que se volvió la tendencia en los últimos años. El mismo artista comenzó a copiar a otros artistas y así dejó de ser artista y se volvió vlogero. Ahora lo que cuenta es la parte cuantitativa y no la cualitativa”.
Actualmente, dice, por ejemplo, los grupos musicales se enfrentan con que su industria no es la misma de cuando nacieron. Ya no existen esos concursos en los que se enfrentan cantantes en televisión, ya no hay discos, ya todo se adquiere más fácil.
“Hay muchos grupos que surgen y que trato de apoyar pero no tienen los espacios que tenían antes, festivales de música casi ya no hay y menos porque las artistas importantes no quieren competir. Sus disqueras no permitirían que quedara en segundo lugar un artista que ellos tratan de cuidar; se encareció también la producción de espectáculos debido a la tecnología”.
Curiosamente parece que todo fuera cíclico, dice, pues de un tiempo para acá se han reencontrado esos grupos que marcaron la adolescencia de muchas personas.
“Ahora le generación Timbiriche son los ejecutivos; la generación de chavos que viene no tienen cri-crís ni Timbiriches ni nada. No sé a qué le van a cantar en 10 años los chavos.
“Siempre he sentido que la música cambia a mitad de la década porque en los 45 fue cuando la Segunda Guerra Mundial acabó y hubo un cambio musical. De ahí surgieron ritmos nuevos y en el 55 viene el rock y Elvis. En el 65 The Beatles y en el 75 otros. Las tendencias van cambiando cada determinado tiempo y ahora estamos en una década muy confusa de muchos cambios, muy rápida, donde hay una liberación de muchas cosas pero también una gran confusión en los jóvenes”.
Él tuvo la suerte de vivir todos esos cambios y retratarlos en su libro. Cuenta que tuvo la visión de querer innovar y la suerte de estar en el lugar adecuado. Posiblemente dice, y dependiendo de cómo le vaya a este libro pensaría en una segunda parte, un lado B donde se hablen cosas que en este no se revelan pero también incluyendo las opiniones de colegas que como él, nacieron con la música dentro.
“Traigo el beat adentro, soy un rockero frustrado porque desde chico me gustó tocar. Cuando hice mi grupo con Julissa, ella sí triunfó pero a mí me mandaron a un colegio militar donde también hice mi grupo de rock (risas); ya que no la pude hacer enfrente de la cámara pues quise hacerlo detrás”.