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christian.leon@eluniversal.com.mx
Durante las décadas de los 80 y 90, un gran porcentaje de las familias mexicanas se sentaba frente al televisor para ver por tres horas Siempre en Domingo. Era una tradición que pese a estar arraigada en el gusto del público —aunada a la minúscula oferta televisiva de la época y los altos costos que tenía la tv de paga— ha cambiado con la llegada de la era digital.
Actualmente, según reveló una encuesta realizada por EL UNIVERSAL, los hábitos del mexicano frente al televisor son otros.
En promedio, un televidente observa la pantalla chica 113 minutos (1.8 horas). Este tiempo, además, se divide ya entre la televisión abierta y la de paga.
Los programas de larga duración como el legendario Siempre en Domingo han comenzado a ser sustituidos por programas de corta duración, los cuales el público puede disfrutar a través de dispositivos móviles.
Por más de 40 años, Televisa fue el rey de la televisión mexicana, posicionando a sus estrellas y programas en el gusto de varias generaciones, algo que hasta hace unos años parece haber cambiado.
El rating manda. La televisora de San Ángel y Televisión Azteca —fundada hace 22 años— eran las dos opciones en las que millones de mexicanos podían entretenerse.
Hace unos meses, el periódico The Wall Street Journal informó que ambas cadenas televisivas habían dejado de publicar sus índices de ratings desde 2011.
El diario señaló en aquella ocasión que una de las razones por las que no mostraban sus cifras podría ser el detrimento que han tenido en los últimos años.
Atrás quedaron aquellos tiempos en que exitosos melodramas como Amor Real o La fea más bella registraban índices de 43.1 y 43 puntos respectivamente.
Fueron sustituidos por unos números más precarios como los de El color de la pasión, producida por Roberto Gómez Fernández, que pese a ser una de las producciones más populares de la empresa de Azcárraga Jean apenas alcanzó 22 puntos en la medición de audiencia.
Aunado a estos ratings en picada y a la creciente migración del televidente a nuevos medios como los servicios en streaming y películas on demand, el resurgimiento de la tv de paga ha cambiado la manera en que se consume entretenimiento.
En la encuesta se sondearon también los motivos a la hora de escoger los medios por los que consumen entretenimiento.
Los resultados obtenidos confirmaron lo que The Wall Street Journal publicó hace unos meses: la tv de paga y el streaming han ido ganando terreno a las televisión abierta.
Muestra de ello son los 65 millones de suscriptores a nivel mundial a los que llegó Netflix esta semana y que representó un aumento de 14.5 millones (29%) en comparación a la cifra del año pasado.
Para Silvestre López Portillo, crítico de cine y televisión, esta tendencia es normal pero considera que sólo se da en los jóvenes y no ocurre tanto con los adultos que crecieron en las décadas de los 70 y 80.
“Es lógico que la gente cada vez pase menos tiempo frente a la tele y más en Internet. A mis hijos, que son pequeños, les interesa lo que pasa en Internet, ellos están creciendo con eso y al igual que ellos, muchos jóvenes prefieren YouTube o Netflix antes que sentarse a ver lo que ocurre en la televisión convencional (abierta)”, señaló Silvestre.
No obstante, cree que la razón por la que el estudio realizado por este diario muestra que pese a las nuevas tecnologías, la televisión abierta todavía tiene fuerza, se debe a dos principales factores.
Uno es la mala infraestructura en banda ancha con la que cuenta el país, la cual hace que el Internet sea de baja calidad y costoso. “Eso lo hace inaccesible para una gran parte de la población”, describió.
Y el otro es que aún hay generaciones de mexicanos que crecieron viendo un tipo de televisión más convencional, que hace que las telenovelas, pese estar perdiendo público, sean vistas por mucha gente.
“Es cierto que a los jóvenes les interesa cada vez menos esperar un programa y lo buscan cada vez más en la red. Pero también es verdad que una gran parte del país aún ve la tele abierta porque es a lo único que pueden accesar”, dijo.
Eso explica uno de los datos más significativos de la encuesta: el 85% no tiene servicios de streaming.