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aridiana.banos@eluniversal.com.mx
La desobediencia de Marte tuvo una función con público previo a su estreno el miércoles, en la cual Joaquín Cosío y José María de Tavira llevaron a los presentes del silencio absoluto a la carcajada durante toda la función, resultado de lo bien que se la pasan en el escenario.
“Yo disfruto mucho viendo a este portento”, dijo de Tavira y Joaquín Cosío agregó: “Él tiene mucha energía y de pronto tengo que alcanzarlo, cuesta trabajo, pero agradezco mucho tener de compañero a Chema, por la interacción que hemos tenido y lo que me da, me proveé y me alimenta”.
En esta historia escrita por Juan Villoro y dirigida por Antonio Castro, ambos histriones tienen un doble rol al dar vida a dos actores que a su vez ensayan una obra sobre el encuentro que tuvieron en 1599 los astrónomos Tycho Brahe y Johannes Kepler, lo que desata situaciones hilarantes y un duelo de talento.
“Me parece que la obra en varios sentidos es un homenaje al teatro y a la actuación, a la mente enloquecida de los actores que para hacer un personaje hacen todos los recorridos posibles”, explicó el director Antonio Castro.
El reto no es fácil, pasar de un momento a otro; en el que primero, dos hombres hablan sobre el universo y las estrellas y en cuestión de segundos pasan a un debate entre los actores, que además de discutir sobre métodos de actuación, tratan de descubrir si su relación tiene algo de consanguíneo, como algo entre padre e hijo.
“Es una obra muy compleja y nos ha costado mucho trabajo, en mi caso es una de las obras más complicadas en las que he trabajado, es larga, de varios conflictos, es como si fueran dos montajes al mismo tiempo, tiene momentos de comedia y dramáticos”, comentó Cosío.
Para José María de Tavira el ver la reacción del público es ya una gran ventaja, porque les permite tener perspectiva de cómo están desarrollando las cosas y dónde hay que ajustar.
“Para los personajes lo que les está sucediendo es terrible, pero desde afuera se ve chistoso. Cuando ves que se ríen dices: ‘ay qué padre’, pero luego se ríen demasiado para cuando ya tienes le escena dramática, entonces ahora es, ‘bájese’”.
Pero Cosío aclaró que esta dinámica no es el objetivo de su actuación.
“Es una consecuencia natural, nosotros no estamos trabajando para que la gente reaccione, nosotros estamos en una interacción dramática que es la que la obra propone y si en ella la gente reacciona es un regalo, pero no manipulamos de ninguna forma la atención y la emoción”.
La desobediencia de Marte inicia temporada hoy en el Teatro Helénico, donde permanecerá hasta el próximo 1 de octubre.