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Después de dos años de funciones repartidas en tres temporadas, la puesta en escena Wit, despertar a la vida, bajó el telón de manera definitiva la noche del miércoles, teniendo como escenario el Teatro Helénico, y lo hizo con el público de pie aplaudiendo a su protagonista, Paloma Woolrich.

“Es un ciclo que nos está costando trabajo cerrar, porque Wit ha sido un proceso lleno de amor, de armonía, de aplausos”, declaró la productora Jimena Saltiel.

Por última vez, Paloma dio vida a la experta en literatura inglesa Vivian Bearing, quien después de ser diagnosticada con cáncer de ovario en fase cuatro, descubre que siempre tuvo miedo a vivir y abraza su parte más humana.

La trama caló hondamente en los padrinos de develación de placa por cierre de temporada, los directores Benjamín Cann y Alberto Lomnitz.

“Dicen que el teatro es un espejo y asomarse a éste está cab... Gracias por permitirnos asomarnos a algo tan complejo, que no sabemos si es la muerte o la vida y hacer este viaje, que nos compromete también a nosotros a reflexionar sobre el amor a la vida”, declaró Cann.

Cuando llegó su turno de hablar, Lomnitz mostró nerviosismo, pero aún así pudo explicar que todos los que estaban en ese escenario estaban unidos por un profundo amor al teatro.

“Que es el lugar para hablar de las grandes cosas en la vida. Hoy en día para la mayoría de nosotros, hablar de la muerte ya sea nuestra o de nuestros seres queridos, es sobre un cuarto de hospital y ahí lo que se esta jugando es la vida. No es una obra sobre la muerte sino sobre la vida”, dijo el director.

Como esta función fue también un pequeño homenaje a Paloma Woolrich, su nieta Hannah Cabrera Oceransky también formó parte de este evento como madrina y hasta leyó algunos créditos de la placa, tras abrazar a su abuela.

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