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La obra de teatro 22:22 bajo la creación y dirección del actor Odín Dupeyron, regresó a escena ayer con la misma finalidad con la que se estrenó en 2011: crear sensaciones en el espectador tan placenteras como decir “me envolvió, me llevó, me levantó y hasta me arrastró por el suelo”.

Tras seis años de presentaciones ininterrumpidas (y con otra puesta en escena desde 12 años titulada ¡A vivir!) desde el punto de vista de Odín, el teatro en México ha sido muy golpeado por malos productores y malas producciones, generando descontento en la gente y por supuesto butacas vacías.

Sin embargo, el autor quien además también es escritor, trata de hacer una constante sin clasificar si el trabajo que ofrece al espectador es de calidad o no, sencillamente la prioridad es que el público termine totalmente satisfecho.

“Me gusta que la gente salga de mi obra y diga ¡Uff... Quiero un cigarrito por favor!”, expresó Odín en entrevista.

Esta obra que continuará pisando los escenarios del teatro mexicano responde aquellas cuestiones que como individuo te preguntas sobre los giros que da la vida y de por qué las cosas o cambian para bien o cambian para mal.

Sencillamente hablar de cómo enfrentar las decisiones que se toman a diario es caer en conflictos con uno mismo si las cosas no salen como se planean, explica el actor.

Odín Dupeyron, en el papel de ATT, aterrizó a esta obra de teatro como “la frustración intrínseca de la injusticia del drama de la vida”.

Escrita para ser representada por los dos roles, masculino y femenino, esta pieza conduce al espectador a tener distintas percepciones y sentimientos a través del trabajo en escena de los diferentes actores.

En esta ocasión, Dupeyron comparte el escenario conErika Blenher, quien está en el papel de Verónica.

El clímax de la obra está en los primeros tres minutos ya que se mata el personaje.

Como espectador, es común y lógico que le invada la pregunta: ¿Y ahora qué sigue?

Pero Odín señala que eso permite un crecimiento en espiral de la dramaturgia dentro de la obra ya que tiene varios clímax: “Es un viaje muy padre de emociones”, acentuó.

“La público se toca a sí mismo a través de mis obras, la obra si te dejas, si te permites abrir tu mente y tu corazón te permite verte, te permite hacer un acto de introspección y si funciona y lo haces bien, la gente lo que se lleva es una catarsis, ríe y sale alivianada”, aseguró Odín.

Por otra parte, al mismo tiempo tiene el reestreno de Lucas: ¿qué sabemos del amor? un montaje tierno y de mucho corazón, promete circular próximamente por varios estados de la República Mexicana.

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