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cesar.huerta@eluniversal.com.mx
Itatí y Jesús ponen cara de locos. Cantoral y Ochoa se sientan en una escalera y se tapan el rostro o sacan la lengua para divertirse entre ellos.
Ambos acaban de terminar uno de los ensayos de IDIOTA, donde ella interpreta a una psicóloga gandalla, según sus propias palabras y él, a una especie de “perro de Pavlov”, apellido que recuerda al psicólogo ruso que estudió los reflejos condicionados.
“Yo digo que el arte requiere de una dosis de locura”, dice Jesús como respuesta a la idea tradicional de que debe estar alguien loco para dedicarse al mundo de la actuación.
“Una locura que te permita tanto una pasión ordenada”, abunda.
Las chanclas que utiliza durante el ensayo semejan pies. Son negras y los dedos dibujados sobre la tela simulan perfectamente el contorno de los dedos de las extremidades.
Es él quien invita a Itatí a sumarse a la broma durante la sesión de fotos. “¡Tapémonos la cara, ahora”, dice divertido en un momento dado.
Su compañera accede. En la vida real, a Itatí le gusta el psicoanálisis, ella misma se ha sometido a sesiones, para conocerse mejor.
“Para mí el teatro es catártico, es un lugar donde puedo volar mi imaginación, creer que soy otra persona, tratando de alejarme de lo que vive la actriz en ese momento”, detalla.
También es una profesión de frustraciones. Bueno, la hija del compositor Roberto Cantoral (“El reloj”), prefiere decir que a veces da mejores funciones que otras.
“Pero me llevo el trabajo a mi casa y pensar en qué puedo tener, para lograr el resultado que quería”, dice.
IDIOTA está bajo la dirección del mexicano Jaime Matarredona (Dulce caridad y El rey león) y el argentino Nelson Valente (El loco y la camisa).
Es una producción de MejorTeatro, Morris Gilbert y Sebastián Blutracht, para estrenar en el teatro Fernando Soler en la Ciudad de México.
La obra engrosa la foja de Ochoa quien nunca ha hecho un casting para entrar a un proyecto.
“Como tal, nunca”, ríe el histrión de El segundo aire. “Creo que el verdadero prestigio es ese, que los amigos con quienes has trabajado antes te vuelvan a llamar después”.
Para Itatí será una nueva oportunidad de ser feliz sobre el escenario.
“¡Pero ya no digan que estamos a 21 días de estreno!”, bromea.