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christian.leon@eluniversal.com.mx
Les Luthiers está a unos meses de cumplir medio siglo de llevar diversión al público y de convertirse, sin proponérselo, en un estandarte de la comedia y uno de los grupos cómico-musicales mas longevos e importantes de Latinoamérica.
Si bien la comedia sirve para hablar de las problemáticas de la sociedad, Marcos Mundstock, integrante del grupo argentino, aseguró que su misión ha sido sólo divertir. En el camino, dice, han descubierto que el público se divierte más con los chistes o las rutinas en las que se habla de la política.
“Nuestra intención nunca ha sido pasar mensajes, evangelizar, ni ser contestatarios. Pero también es cierto que nunca haríamos algo que contradiga lo que pensamos sólo por que sea gracioso. Nunca ha sido nuestra prioridad ser estandarte de la denuncia política y social pero descubrimos que es lo que la gente más nos pide”, añadió Marcos.
El artista señaló que esto se debe quizás a que es una forma de que el público se deshace de las injusticias que pasan a su alrededor.
“Creo que la comedia es un gran medio para hablar de lo que sucede. Nunca hay que tomar al público como tonto y eso es algo que a veces a la televisión se le ha olvidado, creo que tal vez por eso ha funcionado nuestro espectáculo durante tantas décadas”, dijo.
Lamentablemente, señala el también músico, sus rutinas con contenido político siguen vigentes, algo que no habla bien del momento por el que pasa Latinoamérica.
En el espectáculo que traerán al Auditorio Nacional los próximos 7, 8 y 9 de abril titulado Chist, antología, reúnen sus rutinas más populares en estas casi cinco décadas de carrera, entre las que destacan aquellas en las que se habla de la clase política.
“Traemos una rutina en la que unos políticos corruptos van con un par de músicos —nosotros— a pedirles que cambien el himno nacional, según sus intereses. Para nosotros ahí lo importante es la comedia, más allá de la política, es un número cargado de ironía que muestra lo que pensamos”, dijo.
Eso no hace que quieran dar ejemplos o evangelizar respecto a lo que el público debería o no hacer. Ellos, aseguro Marcos, sólo desean plasmar las ideas que tienen respecto a los diversos temas que se tocan en escena.
“Es increíble ver cómo unas rutinas con toques políticos, que armamos en 1996, hoy, 20 años después, sigan teniendo vigencia no sólo en Argentina, sino lamentablemente en todos lo países latinoamericanos”, apuntó.
Además, el artista señaló que algo que ha notado que sucede en casi toda Latinoamérica es que cada vez existen menos espacios para hacer comedia, algo que lamenta pues, afirmó, es en estos momentos cuando la gente necesita reírse más.
“Me encantaría decir que el humor es lo que más vende hoy y que es lo que la gente más consume, pero no es así, tristemente en algunos lugares el humor ha decaído, pero no es el humor del pueblo, ese sigue intacto, más bien a nivel masivo, los lugares se han cerrado y por ello han emigrado a los
shows en vivo o al Internet”, dijo.