El color amarillo, cosas con rayas, gente que tropieza o peluqueros que sí escuchan lo que quieres, son algunos elementos de una lista que un hombre crea para demostrarle a su madre que vale la pena vivir, y que el actor Pablo Perroni interpreta en la puesta en escena Puras cosas maravillosas, que se presenta todos los martes en el escenario del Foro Lucerna.

Esta es la primera vez que Perroni se enfrenta al público en solitario, y decidió hacerlo con el texto del escritor inglés Duncan Macmillan por lo complejo del tema —la depresión y las razones para vivir—  y la forma en que éste lo abordó evitando convertirlo en un mensaje de autoayuda o con  fin aleccionador.

“No estoy aquí para salvar vidas. No sé si la obra pueda evitar un suicidio, pero sí que la gente direccione su atención en otras cosas. A mí me ayuda a encontrar las cosas positivas que hay en la vida, porque en el momento en que deje de encontrarlas la vida se volverá más pesada”, comentó el actor.

Pero Perroni tiene muy claro cuáles son las cosa maravillosas más importantes para él:

“Mariana Garza, mi esposa; María, mi hija, y el Teatro Milán”.

El actor explicó que desde el primer momento que empezó con la obra se dio a la tarea de elaborar su propia lista, la cual resultó ser larga, pero la ventaja de la historia que presenta Macmillan es que no existe un orden para ello.

“Es ponerlo en papel, escribirlo y poner atención a las cosas que damos por hecho”.

Perroni comentó que la dirección de Sebastiánn Sánchez Amunátegui fue un factor fundamental para no convertir la obra en un club de los optimistas.

“Se trata de abrir el tema, de hacer un ejercicio y ver a dónde estoy en mi vida”.

Puras cosas maravillosas puede tocar a el público de todas las edades y no sólo a aquellos que pasan por un cuadro depresivo, señaló el también productor.

“Creo que todos nos podemos sentir identificados con el sentimiento, tal vez no de una depresión profunda, pero sí de no querer salir de nuestra cama”.

El reto de hacer esta historia es el día con día, porque es una obra que cambia de acuerdo a la energía del público.

“Pero esa es la idea, hacer cosas diferentes que te motiven a estar viendo la manera de resolver”, dijo Perroni, quien aclaró que no puede improvisar todo el tiempo, porque el texto pide seguir una estructura, incluso tuvo que aprenderse la lista de cosas maravillosas que plantea el autor y en el orden en que fueron escritas.

Pablo se topó con la creación de Duncan Macmillan en una librería de Nueva York, después se enteró de la versión teatral y de inmediato se puso a gestionar los derechos para montarla en México.

Para hacer la adaptación en español confió en Pilar Ixquic Mata, quien conservó la esencia de la versión original. Al iniciar su temporada en el Foro Lucerna la semana pasada, lo convirtió en el primer espacio que la recibe fuera de Inglaterra, lo que le da una gran responsabilidad como productor y espera no quedar mal.

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