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cesar.huerta@eluniversal.com.mx
"Ya no hay tanto que actuar", exclama Jaime Garza cuando se le pregunta sobre su personaje central en el largometraje La caridad.
El papel consistía en interpretar a un hombre que pierde una pierna tras un accidente automovílístico.
Al actor de 61 años (cumple uno más el jueves próximo) le hace falta la extremidad inferior derecha desde 2014, a causa de la diabetes.
Llega a una función especial de la película en silla de ruedas, porta una prótesis con la que pueda caminar, apoyado siempre en bastón la cual, dice, va a quitarse por una mejor.
"Me va a permitir caminar más fácilmente, no es gran diferencia, pero sí va ser mas cómodo, más fácil, caminar sin bastón o no, vamos a ver", exclama emocionado el actor.
Garza fue uno de los galanes televisivos más cotizados en los ochenta, gracias a telenovelas como Rosa Salvaje, al lado de Verónica Castro y Simplemente María, con Victoria Ruffo.
Durante 2010 sufrió un derrame cerebral del que salió sin secuelas, pero en agosto del 2014 se dio a conocer la amputación de su pierna.
Dirigida por Marcelino Islas Hernández, La caridad se proyecta mañana en el marco festival de cine Distrital de la capital mexicana.
Su estreno en corrida comercial se tiene para septiembre próximo.
Aborda la historia de un hombre que debe aprender a vivir sin una parte de su cuerpo.
Verónica Langer (Hilda) interpreta a su esposa, mientras Adriana Paz (Rudo y cursi) a la chica que le ayuda durante su restablecimiento.
Jaime acepta la entrevista y cuando se emociona en su respuesta, extiende los brazos como cuando habla de lo que significa el arte para él; mostrar lo que no se ve a simple vista.
Y ríe, saluda a quien pasa a su lado y, ocasionalmente, voltea de un lado a otro la mirada buscando las palabras para definir su respuesta.
¿Extrañaba la actuación?
¡No es regreso, porque no me había ido! Bueno, se siente bien porque a pesar de las limitantes físicas se pueden hacer muchas cosas, se puede seguir. Ahí vamos: me van a dar otra prótesis mejor, con mayor facilidad de movimiento, gracias a Dios.
¿Qué piensa cuando lee el guión?
Pienso que mientras estés vivo, con salud y eso, no hay derrota. Hay tropiezos y escollos, hay choques, pero se tiene lo más importante que es el corazón, la vida y el afán de que sean mejor las cosas y eso da cierta armonía ser amable al existir.
¿Revivió su experiencia?
No, la película dentro de esto fue fácil para mí, porque la pierna no está, ya no hay tanto que actuar.
Me cayó muy bien hacer la película y trabajar con Marcelino, fue también una terapia.
¿Va a buscar más trabajo?
De hecho hay una invitación para una obra de teatro, a mediados de año, pero aún no puedo decir nada. (De trabajo) No hay problema, una situación de estas, bueno, un accidente como éstos te hace que veas la vida de otra manera, apreciar cosas que quizá antes no apreciabas, no sé, te da más sensibilidad a muchas cosas y tratar de sacar lo positivo en esta situación de vida.
Ya son dos años fuera y dicen que Santo que no es visto, no es adorado y en los actores, la gente los olvida
(Risas) Es igual que en un deportista, un abogado, un reportero, como en todo, siempre es un gusto y un privilegio poder seguir en esto.
Tengo contrato con Televisa, gracias a Dios, y de ahí sale (dinero), así he podido seguir sin problemas.