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cristina.pineda@eluniversal.com.mx
Decenas de acróbatas y artistas de diferentes partes del mundo brillaron en Corteo, que forma parte del internacional Cirque Du Soleil que viene a México del 2 de septiembre al 11 de octubre.
La Carpa Santa Fe se llenará cada noche de asombro y risas. Así, un payaso que imagina su propio funeral en un ambiente festivo y que es custodiado por algunos ángeles, sale a escena para dar pie al primer espectáculo donde las acróbatas giran en medio de unos candelabros.
Por medio de malabares, camas, aros, figuras de caballos, cuerdas, tablas, globos, resortes, copas con agua, silbidos, escaleras y otros tantos instrumentos que ayudan a que algunos de los artistas vuelen a lo alto para lograr emocionar a quienes verán incrédulos lo que sucede ante sus ojos.
Con música en vivo y hasta algunos chistes locales de Miguel El Piojo Herrera y la selección mexicana, más el esfuerzo por pronunciar una historia en completo español incorporando palabras muy mexicanas como “taco” o lugares tales como Iztapalapa, es que conquistarán a los presentes en una demostración de casi tres horas de duración, aunque un intermedio de algunos minutos.
La clave es la interacción con los asistentes, pues si bien pueden preguntarles cosas o sonreírles, también pegarles en la cabeza con globos o pedirles apoyo para que el personaje de Valentina suba al techo.
Conquista a estrellas. A la lluviosa alfombra roja para el inicio del show acudieron personalidades del espectáculo como Geraldine Bazán, Gabriel Soto y una de sus hijas, María Rojo con sus nietas, Jesús Ochoa, Lupita Jones, Juan Manuel Bernal, Tiaré Scanda, Ernesto Laguardia o Lisset.
“Lo que más me gusta es que se incorpora el idioma español y es el espectáculo que más lo hace, me parece increíble”, contó Ana La Salvia.
“Me gusta que me inviten a proyectos tan importantes como éste para apoyarlos, ya que creo que es muy importante que México tenga presencia de espectáculos de Cirque Du Soleil, Cavalia o en teatro El Rey León; estar aquí es un privilegio”, agregó Plutarco Haza, quien acudió con su esposa.
