Más Información
Derechos Humanos CDMX reconoce a Azucena Uresti, Loret de Mola y Héctor de Mauleón; honra su libertad de expresión
Preocupa a organización binacional recorte presupuestal en consulados de EU; piden reforzar presencia
Cárteles mexicanos reclutan a estudiantes de química para producir fentanilo, asegura NYT; buscan crear una droga más fuerte y adictiva
Ambientalistas condenan manejo de fauna en el Tren Maya; “La biodiversidad de México no debe ser sacrificada en nombre del progreso”
Senadores de Morena ven Corredor Interoceánico vital para diversificar comercio; representa un centro estratégico global
janet.merida@eluniversal.com.mx
Filias sexuales, la primera vez, sexo entre personas maduras, violaciones y la sexualidad desde un punto de vista femenino o gay son algunos de lo temas que incluso en nuestros días siguen siendo tabú en la sociedad mexicana, pero que encuentran voz en el teatro.
De acuerdo con la periodista, activista y actriz de Monólogos de la vagina, Fernanda Tapia, “cuando lo hablas sin tapujos a la gente, sin levantar las cejas y sin emitir juicios, se sienten en confianza y dicen ‘Pues sí, es verdad ¿Por qué tengo tantos prejuicios acerca de este tema?’”.
Recordó que hace 15 años, cuando Monólogos... llegó a México fue transgresora por hablar de las sexualidad femenina y la violencia desde la voz de las mismas mujeres, lo que significó un grave problema en el norte del país porque nadie les permitía anunciarla.
“Como si los regios no tuvieran vagina!”, expresó echando una carcajada y puntualizó que la obra “abrió brecha y ha servido para entrar a mucha gente, para por fin liberarse de todas esas telarañas con respecto a lo sexual”.
Actualmente, la obra de Eve Ensler no sólo hace a la mujer mexicana cuestionarse sobre lo que le gusta o no en el ámbito sexual, sino que invita a la denuncia y al empoderamiento. También ha derivado en conferencias con sexólogos en las que hombres y mujeres pasan de ser espectador a alguien que se pregunta sobre su sexualidad y lo comparte dentro del teatro, algo que para Fernanda es muy positivo.
“De donde pueden tener cogido al pueblo es controlando su sexualidad y su risa. Si nos liberamos ahí tendremos un cambio sustancial en el país”.
De filias y otros “males”... ”¡Que me gustan las putrefactas”, grita Dimas en medio del cuarto frío en el que desde hace tiempo, ante dos retratos —uno de su madre y otro de Pedro Infante—, se encarga de vestir, maquillar y amar a los muertos.
La obra Pan de muerto, que actualmente se presenta en el Foro Lucerna, muestra la necrofilia con un toque de humor, pero también con grandes dosis de realidad, pues de acuerdo a su protagonista, Adrián Rubio, deja ver el contexto que llevó a Dimas a convertirse en quien es y que encaja en el país en el que vivimos ahora.
“Es el reflejo de una sociedad que está transformando a sus seres humanos”, dice, “es un personaje que experimenta emociones muy tristes en su vida, no sólo con la muerte sino con la imagen de la madre y con la represión de vivir en un país que no te da opciones... Dimas viene de un estrato social muy bajo, entonces, sus opciones de vida son muy pocas. Lo único que él podía tener como realidad es la imagen de Pedro Infante y la educación de la madre y los dos formaron un ser oscuro y perverso en apariencia, porque en el interior tiene un universo muy rico, con esa necesidad de amar y ser amado y en el único lugar donde encontró esto es en la muerte y en los muertos”.
Durante las presentaciones junto a María Rebeca ha visto de todo: gente sensible ante la historia, público que no se espera lo que pasa pero al final todos, de una u otra manera crean una empatía con Dimas y eso es lo importante.
“Empatizan con el personaje y se preguntan por qué empatizan con algo que es tan perverso, tan oscuro, pero ahí está, y cuando lo hacen tiene que venir la reflexión y pensar ¿por qué estoy justificando eso que en apariencia es tan malo? pero no es tan malo ni tan asqueroso, al contrario, así es”.
Actualmente, en cartelera se encuentra Un corazón normal, obra que remonta a los años 80 en Nueva York, cuando ocurrió la crisis del VIH en la comunidad gay por una gran homofobia existente en la sociedad que provocó el miedo y la muerte de miles y miles de personas. El cartel de la obra muestra a dos hombres besándose, lo que llevó a que en lugares de Monterrey la propaganda fuera retirada.
Como éstas, existen varias puestas en escena que causan polémica por su contenido relacionado a al sexo. Otro ejemplo es Equus, de Peter Shaffer y que tomó gran revuelo por tener a Daniel Radcliffe como protagonista en Londres y Nueva York. En México la protagonizó Mauricio Ochmann.