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aridiana.banos@eluniversal.com.mx
Bandas sonoras como El Guardaespaldas o Titanic han vendido millones de copias en todo el mundo, reforzando el triunfo de la versión cinematográfica de la que forman parte.
Pero esto no sucede con las obras de teatro, al menos no en México, donde los productores de algunos musicales han intentado darle al público un pedazo de su puesta en escena a través de un disco con la música del montaje, pero esto se hace de manera independiente y con un tiraje muy pequeño.
“No es el negocio de la vida hacer el disco de la obra, pero considero que vale la pena. Son tirajes pequeños porque los vendemos y distribuimos nosotros”, dijo la productora Mónica Díaz, responsable de obras como El violinista en el tejado y El sello escarlata.
Obras como Mentiras, El fantasma de la ópera, Si nos dejan, Vaselina, Anita la huerfanita, Timbiriche, y ahora El rey león, que aún sigue en proceso de grabación, son algunas producciones de teatro musical que han plasmado en un disco la banda sonora que acompañó al público en cada función.
La productora Mónica Díaz señaló que esta clase de material es muy importante para la promoción de la obra, porque el trabajo en el teatro es efímero y no es algo que puedas reproducir en cualquier momento y lugar. “La música es hermosísima, realmente contiene una riqueza sonora espectacular y una finura importante, además, tiene como mucha emoción, entonces la gente quiere llevarse a casa algo que les recuerde la experiencia, además creo que deja patente el paso de esos musicales por nuestro país y por la historia del teatro musical de México”.
Pero aclaró que no es algo tan sencillo de realizar en el ámbito legal, porque los derechos que se adquieren para montar la obra no aplican para realizar material sonoro basada en esa producción.
“Tienes que tramitar por separado los derechos de autor del disco y de la obra. Y hay que pagar derechos por la música y la reproducción”.
Alejandro Gou, productor de obras como Spamalot y El tenorio cómico, explicó que pese a tener esa posibilidad con un musical no siempre es posible lanzar un disco.
“Me pasó con Hoy no me puedo levantar, no logramos arreglar los derechos para un nuevo disco; al final del día los discos se hacen para el recuerdo, tampoco es tanto negocio”, reconoció el productor.
Este trámite, aseguró Díaz, puede ser tan costoso como el de la puesta en escena y a esto hay que sumarle que son producciones independientes, que no cuentan con el apoyo de una disquera trasnacional.
“Nosotros hemos producido el disco (de El violinista en el tejado), sin tener disquera de por medio. Hasta hora, el lugar para adquirirlo es en el teatro o a través de nuestra página web y lo recibes en tu casa”.
Que sean distribuidos y vendidos en tiendas especializadas o de autoservicio requiere del pago de otra serie de derechos, por lo cual ambos productores prefieren seguir con el sistema de venta directa en el teatro.
“Para mí el programa de mano de lujo y el disco es como un plus, un recuerdo para la egoteca y el público, no un negocio, y puso ejemplos: el tiraje de Timbiriche fue 5 mil discos, de Spamalot como 3 mil y del de Mi corazón es tuyo hice 5 mil y se me quedaron 3 mil”, dijo Alejandro Gou.
Representantes de la Asociación Mexicana de Productores de Fonogramas (AMPROFON), que lleva el registro de la venta de discos en México, explicaron que no lleva un registro de ventas de esta clase de material.