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Todas las mañanas, antes de ir a la primaria los niños escuchaba un programa de radio en Oaxaca llamado Caminito de la escuela, en honor a la canción de Francisco Gabilondo Soler, Cri Cri. Básicamente se trataba de peticiones musicales, saludos y exhortos del conductor -a petición de los padres- para que no se les hiciera tarde o para que se comieran el desayuno, todo amenizado con canciones infantiles.
Varias de Cri cri sonaban a diario: El casamiento de los palomos, El oso carpintero, La marcha de las letras, El negrito Bailarín, Caminito de la escuela y Las Brujas (sí, sentías los pasos de las brujas en tu cuarto directo para decirte que ya era hora de levantarte). Qué mejor manera de despertarse.
Podría decirse, incluso, que El Grillito Cantor marcó y sigue marcando la infancia de muchos y que no hay niño que no haya escuchado alguna canción suya, como se vio este domingo en el espectáculo "Cri Cri, Timbiliches, Tambalaches y Cachivaches" que llenó casi en su totalidad el Teatro Metropólitan. Adultos y niños esperaban que la magia se hiciera en el escenario tras la advertencia de "No correr como camellos, apagar tablets, lavadoras o cualquier aparato que haga ruido", todo para que la imaginación tuviera rienda suelta, pero para muchos, no fue así.
A mitad del show, que duró poco más de una hora, los niños pequeños comenzaron a llorar, muchos adultos encendieron sus celulares y algunos más bostezaban o veían el escenario con rostros serios, esperando el momento en el que fuera interpretada una canción de Cri Crí para corearla.
¿Qué hora es? me preguntó una niña que conforme pasó el espectáculo perdió el interés hasta el punto de preguntarle a su mamá si duraría mucho más.
Más allá en la fila, otro niño preguntó ¿Qué están haciendo mami? mientras el elenco, vestido de negro completamente dramatizaba "Che Araña".
"No es un espectáculo totalmente para niños, es un espectáculo para los que escuchamos esa música y para los niños que espero se aprendan estas canciones que son divinas" dijo la actriz Susana Zavaleta -que tuvo una participación especial- al llegar al teatro, mientras que otra mujer, al terminar el evento comentó a otra "Es que es conceptual".
Puede que por ello muchos niños y adultos no se identificaran con la puesta en escena creada por la hija del compositor, Andrea Gabilondo, a propósito del cumpleaños 80 de Cri Cri, que buscaba recrear un programa radiofónico con guiones inéditos creados por su padre.
El escenario completamente blanco tenía una parte audiovisual con una pantalla en la que se proyectaban parodias y clips, mientras que los actores Enrique Chi, Manuel Ballesteros, Cecilia Cantú, José Roberto Pisano, Irene Repeto, Alejandro Scarpatti, Jessica Luna, Giuliana Vega, Domingo Rubio, Balam Sosa y Felio Eliel dramatizaron la puesta bailando, bromeando, corriendo y brincando con canciones como "La fiesta de los zapatos".
La historia de "Tiliches, Tambaches y Cachivaches" muestra a Cri Cri tratando de concentrarse para acabar una composición y cuando lo logra, un hombre pájaro se la quita y vuela. En ese momento inicia un viaje imaginario en el que se recorren temas suyos unidos uno a otro como si fuera una emisión radiofónica.
Tal vez muchos que crecieron escuchando al Grillito cantor esperaban entrar nuevamente al ropero de la abuelita, ese de las cosas maravillosas y tan hermosas; ver a todo color al rey de chocolate con nariz de cacahuate o sentir nuevamente los pasos de las brujas en el teatro, sentirlas escondidas debajo de las butacas , pero lo que se vio fue a la "A (esa que va con sus dos patitas muy abiertas al marchar)" como un hombre sensual que mostraba sus músculos al ritmo de su canción.
Después de un popurrí en la recta final, en la pantalla apareció Francisco Gabilondo Soler con su humor real, espontáneo y esa mirada limpia con la que vio nacer al Grillito cantor.
"Y aquí los espera su amigo Cri Cri, que por hoy, se despide con su famoso saludo secreto ¡Adiós!"
En ese momento, los aplausos inundaron el lugar y seguramente más de uno recordó esa parte de su infancia en la que el grillo yo amenizó las fiestas de cumpleaños, los días lluviosos, los festivales escolares o las mañanas antes de ir a la escuela.
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