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Hace medio siglo “Light my fire” logró emocionar pero también horrorizar a la sociedad de su época, una sociedad que no estaba acostumbrada al desenfreno o estridencia del rock psicodélico de sus autores, The Doors.

“Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver”—extraída de la película Horas de angustia (Knock on any door)— es quizá una de las frases que mejor englobarían a Jim Morrison, vocalista de la banda creada en 1965 en Los Ángeles, California, y cuya obra, a diferencia de la fugaz vida que tuvo el cantante se mantiene intacta, vigente y atemporal. Para John Densmore, miembro fundador de la banda y amigo de Morrison, lo que sucedió con The Doors es lo que pasaría con cualquier agrupación talentosa y exitosa: pagaron el precio de la fama y el éxito.

“Se suele creer que ser rockero es glamour, desenfreno, ostentosidad y placer, quizá no estén tan equivocados, pero también hay otra parte menos linda, un poco más oscura , en la que uno siempre debe lidiar con demonios internos y con una industria que siempre pide más de ti. Al final, todos los músicos pagamos un precio, de alguna u otra forma”, dijo Densmore en entrevista con EL UNIVERSAL.

John —quien tras el fallecimiento de Morrison continúa con la agrupación—, recordó que antes de su partida, Jim se encontraba cansado, exhausto mentalmente y también un poco atribulado por la presión de los fans y la industria hacia lo que esperaban de él. Además considera que ser Morrison no era sencillo, la vida que llevaba el joven músico era un caos y eso finalmente acabó con él a los 27 años.

“Jim era un camaleón. Era un sujeto extrovertido y desenfrenado en el escenario pero abajo era tímido, cuando nos conocimos en la Universidad era realmente guapo pero inseguro, con los años ganó confianza y se hizo más sofisticado para finalmente ser un ícono gigante. Pero lamentablemente con los años se agrió, ganó peso, se dejó crecer la barba, luego se fue a París para ser un ‘Hemingway’ (Ernest, escritor), al final pagó su precio”, recordó John.

Ilusión. Si hoy viviera Morrison, Densmore cree que quizá sería una persona alejada de los excesos, pues a través de los años ha visto que artistas con grandes problemas de adicciones han salido de ellas.

“Antes cuando me preguntaban si Jim estaría limpio si viviera, yo decía que no estaría limpio pues era un borracho kamikaze, pero ahora creo que he visto casos como los de (Eric) Clapton, Jack (Casady) o incluso el propio Eminem y todos ellos están bien ahora, lo que me hace creer que Jim también podría haberlo superado”, afirmó.

El baterista considera que si bien Morrison es uno de los grandes artistas de todos los tiempos, los jóvenes no deberían ver en él un modelo a seguir, pues la vida del músico es la muestra de un talento que pudo explotar más. “Jim era una de las personas más brillantes que he conocido, pero también era alcohólico, se perdió y destruyó a sí mismo. Los jóvenes deben tener cuidado, sé que lo aman pero no pueden simplemente ponerse pantalones de cuero, beber y querer ser famoso. Se necesita talento y disciplina”, añadió.

Este sábado se cumplen 50 años de que su himno “Light my fire” llegó al número 1 de las listas de popularidad en Estados Unidos, lugar en el que estuvo tres semanas, aunque en los reproductores de millones de fanáticos en el mundo aún está presente.

Explicación. El músico de 72 años dice que la popularidad del tema obedece a que fue una canción disruptiva —en una época dominada por grupos que querían asemejar lo hecho por The Beatles—, en la que se mezclaba la poesía con la estridencia y la magnética voz de Jim.

“’Light my fire’ es un ejemplo claro de lo que era el grupo, teníamos esta idea de que si teníamos éxito era un éxito de todos, si fracasábamos, todos lo hacíamos, con las ganancias pasaba lo mismo, todo era a partes iguales, estábamos en época hippie. Además creo que el tema fue nuestro amuleto, esa canción ‘encendió nuestro fuego’ y nos dio popularidad, añadió el músico.

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