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Quizá la voz de Camilo Sesto no será lo que antes pero eso parece no importarle a su gente, a sus camilistas que se ponen de pie y le aplauden.

Además, la idea es cantar juntos y recordar, lo cual hace más fácil el deterioro de la voz del intérprete español.

Después de una cuenta regresiva, Camilo Sesto apareció en el escenario de la Arena Ciudad de México para recibir el alimento de los artistas: el aplauso.

Ahí, frente a más de 12 mil 600 personas, la música comenzó y el recorrido en el tiempo también.

Muchos hijos llevaban a sus madres, a sus padres, a sus abuelos, ellos estaban ahí para consentirlos e incluso recordar los momentos y también terminaron aprendiéndose las canciones de Camilo Sesto.

La mayoría de los asistentes era contemporánea del cantante de 70 años; ellos simplemente se dejaron llevar por el furor de sus recuerdos, que tenían por fondo canciones como “Con el viento a tu favor”, “Yo soy así”, “Llueve sobre mojado”, “Mientras me sigas necesitando”, entre otras.

Camilo, amante de sus buenos momentos, de su música y de México, le dio un guiño al país, teniendo la bandera azteca en el escenario.

Junto a sus músicos y sus coristas, el intérprete recorrió el escenario con la fuerza que guardaba para este momento.

Porque incluso para él, la energía de aquellos que pagaron un boleto para verlo le hicieron cantar y cantar.

Aprovechó la cita para presentar a su hijo Camilo, quien unió su voz con la de su padre y en aquel momento parecían que eran uno mismo.

Orgulloso aquel instante, Sesto fue y abrazó con fuerza a su vástago.

“Si tú te vas”, “Has nacido libre”, “Tarde o temprano”, “Mi buen amor”, “Terciopelo y piedra” fueron parte de la lista de canciones.

“¡Qué bonito, qué grande ver esto! Buenas noches a todos, ¿cómo están? Hay muchos temas que vamos a cantar, pero si hay alguno, un deseo personal, un capricho o algo así, me lo dicen y yo se los canto como sea. ¿Sale?”, fueron de las pocas palabras que dirigió al público durante el show de casi dos horas.

Además de su hijo, Camilo recordó a su madre y le cantó a ella, la mujer que siempre le apoyó y creyó en él.

Con su look detenido en el tiempo, su melena negra, sus tenis azules que hacían combinación con su chaleco azul marino, también se dio tiempo para dejar el escenario y hacer un cambio de vestuario y ponerse acorde a canciones como “Fresa salvaje”.

De rojo con negro, Camilo Sesto volvió al escenario para sus últimas canciones que incluirían un homenaje a México con su versión de “El Rey”, de José Alfredo Jiménez.

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