De aquella generación que cambió el sonido del rock en los años 90, gracias al grunge, sólo pocos son los representantes vivos que quedan.
El primero en morir fue Kurt Cobain, líder de Nirvana, quien se suicidó en 1994, aunque son de sobra conocidos sus problemas de adicciones a las drogas. Tenía 27 años.
Después fue Layne Staley, del grupo Alice in Chains, muerto en abril de 2002, a los 34 años, por una sobredosis letal de heroína y cocaína.
En diciembre de 2015, a los 48 años, Scott Weiland- quien alcanzara la fama con el grupo Stone Temple Pilots- fue hallado muerto en un autobús que lo llevaba de gira. De nueva cuenta, las drogas tuvieron qué ver.
Finalmente esta madrugada se supo de la muerte de Chris Cornell, quien en los años 90 estuvo al frente de Soundgarden y una década después, figuró con Audioslave. Tenía 52 años.
En redes sociales, usuarios se han manifestado porque Eddie Vedder, de Pearl Jam, siga con vida, pues es el único que sobrevive de esa generación.
cvtp