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janet.merida@eluniversal.com.mx
Los asistentes a los festivales se dividen en varios tipos: están los que se meten entre la gente y llegan hasta adelante de los escenarios para bailar y brincar en el tumulto; atrás de ellos se encuentran los que quieren todo lo contrario: escuchar a su artista favorito recostados en el pasto, con cerveza en mano y su pareja o grupo de amigos a un lado.
Hay otros que aprovechan el tiempo para darse la vuelta por las tiendas y escenarios alternativos y también están los que no se pueden quedar en un solo lugar. Sin embargo, en un lugar como Monterrey, con una temperatura que ronda los 33 grados, aparecen más cosas en común entre todos esos desconocidos, como huir lo más que se pueda de este Sol que “pica”, como dicen aquí , o calmar la incesante sed con cerveza.
Así transcurrió la segunda y última jornada del festival Pa'l Norte, realizada este sábado en el Parque Fundidora de Monterrey y que tuvo como invitados musicales a Enanitos Verdes, Drake Bell, Matt&Kim y Mon Laferte.
Otros escenarios también sonaron e hicieron bailar a los fans con Dread Mar I, Carlos Sadness y Nortec. El encargado del cierre fue Cartel de Santa.
De los tres escenarios que integraron el festival, uno estuvo destinado a artistas sorpresa que eran inesperados para muchos y de eso se trataba: de hacer sonar en 10 minutos aproximadamente los One Hit Wonder que todos conocemos como “Te quiero”, de Nigga (el viernes) y este sábado la cara de sorpresa de muchos se dio con Las Ketchup, quienes aparecieron en la noche cantando “Aserejé”.
Las 170 mil almas reunidas en el lugar disfrutaron al máximo la experiencia pese a que algunos, para la hora del cierre, ya habían cedido un poco con el alcohol.
Como en todos los festivales, no faltaron los personajes particulares. Entre el gentío sobresalía un grupo de amigos con peluca afro y playera con la palabra "Oaxaca".
Compartieron que se organizaron todos para poder viajar desde su estado a Monterrey y en promedio, cada uno había invertido cinco mil pesos para vivir la aventura del Pa'l Norte, que pese al calor y la distancia, para ellos había sido una de las mejores inversiones: escuchar y vivir la música.
lsm