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cristina.pineda@eluniversal.com.mx
Camila Fernández dice que estaba cantando desde la panza de su madre, pues el gusto por el arte viene de familia y de sangre. No solamente por ser hija de Alejandro Fernández, sino porque en su herencia materna también hay el gusto por agarrar un micrófono.
“Crecí escuchando música y fui preparándome desde chica que empecé a tocar guitarra y seguí con el violín, luego el piano, la lectura y la poesía”, dijo. Desde los 11 años, escribió sus primeras canciones aunque lo profesionalizó hace uno.
“Me río de la vida, me gusta profundizar en los sentimientos, desahogarme ”, confesó.
Es por eso que compartió cuando le dedicó a su padre uno de los temas que lanzará junto a su primer EP de cinco temas, disponible en los próximos días. La sorpresa estaba lista para el cumpleaños de El Potrillo, quien lloró de la emoción.
“Le puse todo mi corazón. Cuando se la enseñé le dije que sé que a veces me cuesta expresarme y ahora no la puedo cantar enfrente de él porque termino llorando, ahora lo hago con los ojos cerrados”, señaló la joven de 19 años.
Aunque su primer sencillo llamado “Mío”, que coescribió junto a Dahiana Cholaquides Rossenblatt y Lourdes Eunice Herrera Mena ha tenido gran aceptación, Camila se encuentra definiendo un estilo derivado de sus gustos que ella califica como “medicina para el alma”. “Es un estilo híbrido que se me fue dando por todas las influencias que tengo desde chica porque soy una negra frustrada; disfruto el jazz y el blues”.
Con muy poca carrera, Camila confirma que aún se pone nerviosa con las cámaras pero reconoce que es parte del proceso que tiene que aprender como en su momento lo vivió su padre y su abuelo Vicente Fernández, de quienes ha aprendido consejos. “Que no descuide el contacto con el público y jamás la humildad”, expresó.