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Los difuntos fueron celebrados por Lila Downs, quien llenó de cempasúchil, canciones y alegría al Auditorio Nacional para recordar con mariachi a un querido Juan Gabriel, pero también para denunciar los feminicidios, criticar al actual gobierno e irse contra el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump.
Con un ritual Lila apareció a las 20:05 horas, acercándose a la ofrenda de Día de muertos que estaba instalada a un costado del escenario, que sería el tema central del espectáculo. Su cabeza lucía un penacho y en el pedestal del micrófono había adornos acordes a la celebración.
"Todos nos vamos a morir algún día, también el grano de maicito para que pueda brotar la planta; lo más importante es cómo hacemos nuestro viaje de la vida. Yo tengo algo muy claro. Yo no quiero vivir en la mentira, no quiero la verdad histórica. Yo quiero la verdad", fueron algunas de sus primeras palabras ante los aplausos de los cerca de 10 mil asistentes en la primera de dos noches en el coloso de Reforma.
El recinto estaba adornado para la ocasión, pues en cada uno de los asientos se pegó la característica flor de cempasúchil. Al ritmo de "Humito de copal", comenzó su repertorio en un concierto de casi tres horas de duración.
Pronto aparecerían dos personajes que la guiaron: el diablo (que muchas veces era relacionado con Trump por menciones al muro o actitudes de ser supremo) y el Tlacuache, una especie de deidad encargada de guiar a las personas a otra dimensión.
Cada vez que se hacía una alusión a Trump, a quien Downs hizo una canción, los abucheos no paraban. Las bromas y los juegos también tenían lugar, todo pensado para poner un plus teatral por parte de la directora Jesusa Rodríguez.
El zapateado típico de México llegó con "La iguana" y contra los políticos corruptos y los responsables de que una mujer sea asesinada cada tres horas siguió con "Preso número 9".
"Hubo un tiempo en que estuvimos dedicando esta canción al señor ese Trump, pero ni se lo merece", dijo la cantante antes de "Fallaste corazón".
Con su afán de no callar las cosas en las que no está de acuerdo Lila recordó a los campesinos quienes sufren de grandes pérdidas a causa de los granaderos por el cacao en "Balas y chocolate", mismo título de su último disco de estudio y el cual fue dedicado a los difuntos.
Luciendo un segundo vestido, adornado con diferentes figuras, coreó con miles "Cruz de madera", además de agradecer el cariño que ha recibido durante veinte años, que llegó a Coyoacán y se empeñó en hacer música por México.
A Tania Verónica Luna, estudiante asesinada en la BUAP, dedicó "La martiniana", para continuar con "La mentira" y "Patria madrina".
Las ovaciones se escucharon en cuanto confesó que iba a leer una calaverita, pues iba dedicada al presidente Enrique Peña Nieto. En ella lo tildó de analfabeta y ratero, expresó que no entiende, que no lee y terminó haciéndolo responsable por los crímenes en Ayotzinapa.
"Es cuando pedimos permiso y cuando tenemos ese permiso en las calaveras", indicó para después dar paso a "Mano negra", nuevamente con referencias a las cercanas elecciones en Estados Unidos, país que no es ajena para ella porque vivió ahí en su adolescencia al ser hija de un padre norteamericano.
"Pobre mi México tan lejos de Dios cerca elecciones gringas", refirió y sacó el tercer vestuario de la velada, cuando decidió hacer un homenaje a las mujeres indígenas como su mamá, que estaba presente en el Auditorio.
Por eso dejó para despedirse temas como "La llorona", "Zapata se queda", "Cruz de olvido" y "El son de los difuntos", cada tanto exponiendo sus raíces.
Ante el pedido por más complació gustosa con "Mezcalito" y "La cumbia del mole".
"Ha llegado el momento de recordar a alguien querido por todos nosotros, seguramente estará esperando nuestro queridísimo Juan Gabriel", señaló. Inmediatamente puso voz a una de sus más reconocidas canciones, "Se me olvidó otra vez", utilizando un sombrero de charra y acompañada por el Mariachi Son de Jalisco.
"Ahora con mucho cariño queremos presentarles a una gran cantante mexicana y nuestra queridísima amiga Aida Cuevas", dijo para dar paso a su invitada, que se quedó interpretando "Te sigo amando". "Siempre es un privilegio estar contigo, en muchos lugares hemos estado juntas", le expresó Aída.
Emocionadas cantaron a dueto en "Amor eterno", aunque después hicieron una versión más bailable, antes de cerrar el show con un abrazo a las 22:45 horas, porque consideraron El Divo de Juárez lo hubiera querido así.