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victor.angeles@eluniversal.com.mx
En medio de un ambiente musical dominado por la sicodelia y la experimentación surgió Songs of Leonard Cohen (Columbia), el disco debut de Leonard Norman Cohen, quien lanzó su producción al mercado en diciembre de 1967, tras recibir el impulso de su amiga Judy Collins, la cantautora estadounidense que tiene el honor de ser la primera en grabar los temas del músico y poeta canadiense.
Genio recién fallecido el jueves pasado, es descrito por Julia Palacios Franco, doctora en Historia por la Universidad Iberoamericana, como “un caballero discreto” dentro de la música pop, en cuyo universo irrumpió por insistencia de Collins, quien lo animó a grabar sus propios temas.
Aunque su obra nunca encabezó las listas de ventas a nivel mundial, dejó una huella imborrable en varias generaciones que quizá escucharon sus melodías en voces de otros interpretes sin saber que eran de su autoría, explicó la especialista en música popular.
En 1966, Collins grabó las canciones “Suzanne” y “Dress Rehearsal Rag”, y en su disco Wildflowers (Elektra Records) de octubre de 1967, incluyó un par más de las canciones de Cohen: “Sisters of Mercy” y “Hey, That's No Way To Say Goodbye”, las cuales alcanzan momentos sublimes en voz de la cantante de los enormes ojos azules, de quien Graham Nash se inspiró para escribir “Suite: Judy Blue Eyes”, incluida en el disco Crosby, Stills & Nash (Atlantic Records) de 1969.
Cohen, de familia judía, reflejó desde su primer disco su espiritualidad al utilizar para la contraportada del mismo la imagen católica conocida como Ánima sola, de la cual, el mismo artista explicó, en una entrevista para la revista Rolling Stone, que representaba “el triunfo del espíritu sobre la materia”, pues lo inmaterial lo representaba “la hermosa mujer que rompía las cadenas y salía del fuego y la prisión”, explicó la especialista en música popular.
En diversas melodías de Cohen el manejo de las voces femeninas evocan invariablemente a los coros que se escuchan en algunas Iglesias, incluida la católica, y un ejemplo claro es “Hallelujah”, comenta la doctora Palacios.
Songs of Leonard Cohen está compuesto por 10 melodías (en su reedición por su 40 aniversario se incluyeron dos más: “Store Room” y “Blessed Is the Memory”) y es “Suzanne” la que abre el disco.
Semajanzas. Ese mismo diciembre de 1967, Bob Dylan, quien dijo una vez (rememora Palacios Franco) que le hubiera gustado ser Leonard Cohen, en un halago magistral al canadiense, lanzó su octavo álbum de estudio: John Wesley Harding bajo el mismo sello: Columbia. También de familia judía, las semejanzas y diferencias entre Dylan y Cohen pueden llenar páginas, pero para la especialista, las tradiciones poéticas diferentes que siguieron (Robert Allen Zimmerman admiraba a poetas como Dylan Thomas, de quien incluso tomó su nombre, mientras que Cohen se influenció de Walt Whitman, Federico García Lorca, y Henry Miller) determinaron en gran medida su obra musical.
Considerados como dos de los más grandes compositores del Siglo XX, sus obras seguirán siendo objeto de revisión, uno por ganar el premio Nobel 2016, el otro por tristemente sumarse a la ya larga lista de figuras emblemáticas de la música popular que han muerto este año.