Está parada afuera de Bellas Artes, manos arriba, con un par de imágenes de Juan Gabriel sacadas de revistas.
La mirada suave y las pestañas húmedas, como que llora a ratitos. Y cómo no, si ella dice que siempre se identificó con él.
Rosa Castillo también vivió el abandono de sus padres y tuvo que sobrevivir lo mejor que pudo. Por eso ahora que Juan Gabriel está en Bellas Artes no dudó en pasar a despedirse y no una sino dos veces.
"Él fue un chico lastimado y a mí me abandonaron de niña. Pasé ayer y pasé ahora. Hoy me fui a mi casa, desayuné y me regresé porque quería despedirme. Se siente una tristeza muy grande (estar ahí adentro), le dije que algún día estaremos con él y él no se ha ido, él está aquí con nosotros".
sc