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Roberto Carlos bromeó y llenó de anécdotas a la Arena Ciudad de México. El brasileño se mostró risueño y conversador y no era para menos, pues celebró con sus aliados mexicanos sus 50 años interpretando música en español.
A las 21:36 horas las luces se apagaron y comenzó el previo. En el piso del escenario se colocó una alfombra blanco con azul, tal como los colores predilectos del brasileño con los cuales también se vistió: traje azul con camisa blanca, por el transtorno obsesivo compulsivo que sufre.
Un conjunto de doce músicos y un director lo acompañaron en su repertorio, que inició con "Emociones"; con los brazos abiertos mostró su agradecimiento mientras cantaba y recibía los aplausos de los asistentes.
"Qué placer, qué gusto me da verlos, qué maravilla estar nuevamente en México que es un país que me ha dado tanto cariño, tanto amor y cosas buenas. Todo lo bueno qué hay siempre lo encuentro aquí, al lado de ustedes. Gracias por ese amor que siempre he sentido de ustedes, creo que desde que nací y no tienen que decir que hace mucho tiempo porque ya lo sé", saludó y bromeó. "Cada vez que nos encontramos tengo ganas de decir, hablar y preguntar cosas, pero yo creo que digo más cantando que hablando", agregó.
Por eso el romanticismo no se hizo esperar de la mano de "¿Qué será de ti?", seguida de "Cama y mesa" y los acordes del piano antes de que él tocara la guitarra en "Detalles", con algunos de sus versos en portugués, en una versión que emocionó tanto que se escuchó en silencio solamente con su voz.
Continuamente compartió pensamientos a mitad de sus canciones y hacia las mujeres: "Mi experiencia de más de 35 años dice que la cosa es cuando ella quiere y tenemos que estar listos siempre para eso", dijo en "Desahogo".
Roberto Carlos confesó que la alegría cada vez que canta "Lady Laura" es distinta con los años, más no el amor tan grande que le recuerda el dedicársela a su madre. Con ritmos más bailables y abriéndose la camisa continuó con "Mujer pequeña" y "Te amo, te amo, te amo" luego de la cual se sentó por un problema en la rodilla derecha y pidió disculpas, pues quería estar de pie para "bailar y zapatear, ahora estoy aquí como buen niño".
Contó también que en algún momento se preguntó si había dicho todo lo que quería decir al hablar de amor en sus canciones, algunas de ellas inocentes (no como él, aclaró). La respuesta es que le faltaba incluir sexo.
"Decía ¿qué van a pensar de mí? En la calle o donde vivo. Una vez me preguntaron las tres cosas que más me gustan, yo fui sincero: la segunda es sexo y la primera sexo con amor, la tercera un buen helado de fresa o chocolate y la secuencia de sexo y helado es perfecto", expresó antes de "Propuesta" y "Cóncavo y convexo".
Sonrisas se le escaparon en diferentes momentos, uno de ellos con la anécdota de "El gato que está triste y azul", la cual nunca ha traducido a su idioma natal porque afirma no entender la canción al no haber visto un gato azul volando, pero agradece el éxito que le ha dado en todo el mundo con el sentimiento que conlleva.
En la promoción de su último disco Primera Fila, grabado en los estudios Abbey Road, también formaron parte del show "Ese tipo soy yo", "La distancia", "Amigo" y "Jesús Cristo"; se despidió recordando a compositores como Carlos Gardel con "El día que me quieras" y Roberto Livi en "Si el amor se va".
Antes de salir del escenario tomó varios ramos de rosas rojas y blancas para acercarlas a su boca y luego aventarlas a los presentes, pero a petición de un poco más de música volvió con "Amada amante", después de Agustín Lara "Solamente una vez" y cerró a las 23:45 horas entonando "Un millón de amigos".