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Parácuaro.— A una semana de su muerte, pobladores del municipio de Parácuaro, autoridades, familiares y amigos volvieron a rendir un homenaje a Alberto Aguilera Valadez en la tierra que lo vio nacer, donde además de rezarle el último rosario del novenario y celebrar una misa, también llevaron a cabo una caravana por las calles de este lugar, a bordo de motocicletas y vehículos particulares.
Los habitantes de Parácuaro, aún tienen la esperanza de que las cenizas del máximo exponente y compositor de la música popular mexicana puedan llegar en un futuro próximo a la tierra que vio nacer a Juan Gabriel para darle el último adiós.
Incluso el alcalde Noé Zamora Zamora anunció que ya buscan la posibilidad que el próximo 7 de enero, las cenizas de Juanga toquen tierras paracuarenses, tras la reunión que sostuvo con autoridades estatales de Michoacán y Chihuahua, para que intercedan ante los hijos del cantautor mexicano.
“Juan Gabriel nació en Ciudad Juárez, pero Alberto Aguilera Valadez en Parácuaro y aunque su formación artística fue lejos de su tierra natal, todos cantamos sus canciones, por lo que debe regresar aquí a su tierra, donde merece que lo despidamos”, señaló Carlos Alberto Jiménez Valle, el párroco que ofició la misa.
Desde la entrada al municipio, el arco principal revela con un moño negro gigante e imágenes del cantante, que ahí, a 215 kilómetros de la ciudad de Morelia, nació hace 66 años el “Divo de Juárez”. Las lágrimas aún coreen por las mejillas de los paracuarenses cuando recuerdan que Alberto Aguilera ya no regresará a saludarlos o a cantarles como les prometió, a pesar de que en los últimos años el cantante declinó hacerlo, luego de que fuera, al igual que muchos michoacanos, víctima del crimen organizado.
Con un recorrido en autos y a pie por las principales calles y avenidas de Parácuaro, sus paisanos, familiares y amigos también reconocieron el talento del El Divo de Juárez.
Conservan la imagen del excéntrico artista como una persona que no repartió dinero ni a sus familiares, pero que generó cientos de empleos en esta zona de Michoacán; una buena parte de su equipo de trabajo, incluso, lo conformó con familiares y amigos del pueblo, revela su sobrino Antonio Aguilera.
Al pie del Palacio Municipal, se liberaron 66 globos blancos al cielo que ya teñía la caída del día y que representaron uno por cada año de vida de Juanga.
El sacerdote del pueblo recordó que en el libro número 18, foja 84 y partida 146 está asentada un acta que menciona que el 7 de enero de 1950 nació un niño llamado Alberto, a quién así le pusieron sus padres Gabriel Aguilera y Victoria Valadez.
“Aquí nació Alberto; en Juárez, nació Juan Gabriel”, insistió el padre Carlos Alberto.
La verbena popular en memoria de Juanga fue el acto con el que se concluyó este homenaje en su memoria.