En 1972 David Bowie había publicado cuatro álbumes y había sido alabado por la crítica más que por el público. Pero entonces se transformó en Ziggy Sturdust, su primer alter ego, y el mundo se rindió a sus pies. Esa época colorista y alocada la registró al detalle el fotógrafo Mick Rock.

Imágenes que recoge un volumen muy "glam" de Taschen, "The Rise of David Bowie", que deslumbra desde su portada, con un colorista y espectacular holograma en el que se pueden ver cinco retratos de Bowie.

"La joven estrella del rock'n'roll es un hombre, sí pero magnífico, magnífico más allá de su belleza femenina, en una composición cubista de estructura ósea de sombras, polvos de maquillaje y colores", señala el periodista e historiador británico Michael Bracewell en uno de los dos artículos que acompañan a las fotos.

Bracewell y el director editorial de la revista Rock's Backpages, Barney Hoskins, glosan al artista en unos precisos y ajustados textos que analizan globalmente Ziggy Stardust, no solo el álbum, sino la gira de presentación del disco y el fenómeno de la subcultura de masas en el que se convirtió inmediatamente.

Considerado una obra maestra del rock y "fundador de un periodo de creación iconoclasta", "The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars" aportó, en palabras de Bracewell, "una mezcla de visión apocalíptica, deseo y crisis existencial".

"Desde el comienzo, Ziggy fue a la vez un disco y un fenómeno cultural que parecía marcado por la época, el espíritu de viaje en el tiempo y la temporalidad", agrega el experto.

Y no hay que olvidar el momento en el que se publicó el disco, en una Gran Bretaña aún encerrada de forma general en el formalismo gris impuesto en la postguerra, que había empezado a resquebrajarse en los sesenta principalmente por la eclosión de nuevas voces y estilos musicales, con The Beatles y The Rolling Stones a la cabeza.

Bowie fue aún más lejos e hizo de la provocación su bandera. Con su imagen andrógina y su maquillaje excesivo representaba la transgresión tanto física como conceptual, lo que queda muy claro en las 299 fotografías de Rock que componen el libro.

Subido en plataformas en actuaciones en teatros londinenses, posando ante la cámara como una top model, imágenes públicas y momentos privados, pero todos con el denominador común de una figura que llenaba los espacios como pocos lo han hecho y que atraía por igual a hombres y mujeres desde su declarada bisexualidad.

Todo eso está recogido en las imágenes de Rock, un fotógrafo especializado en las grandes figuras del rock de los setenta, que siguió de cerca la carrera de Bowie pero también de otros mitos como Syd Barrett, Lou Reed, Iggy Pop, Queen, los Ramones o los Sex Pistols.

En el caso de Bowie, Rock ya estaba cerca de él antes del éxito de Ziggy y fue testigo directo del cambio brutal que ese disco supuso para la carrera y la figura de David Robert Jones.

"Yo creo que David confiaba en mí. Me consideraba el guardián de su imagen y eso es valido incluso hoy en día. Tenía y tengo un profundo respeto por él. Tengo fotografías de él mientras paseaba, cono ese aire exótico incluso en las situaciones más cotidianas (...), fumando un cigarro justo antes de subir a escena o incluso dormido", relata Rock en una entrevista con Hoskins.

Imágenes llenas de fuerza y color que muestran cómo Bowie rompió las fronteras entre lo masculino y lo femenino en un espectacular y único fenómeno que hizo del cantante el mito que hoy es, incluso mayor desde su reciente fallecimiento.

Entre las fotografías del libro dominan las de las actuaciones, pero también hay imágenes de Bowie con Mick Jagger o con Lou Reed, del cantante rezando o algunas de una serie mítica en Reino Unido, las que le muestran junto a Mick Ronson comiendo en un tren camino de Aberdeen.

Un completo recorrido por el momento en que Bowie se convirtió en Bowie y pasó de ser un cantante a un mito y que Taschen reedita para todos los públicos después de haber agotado su edición de coleccionista de mil 772 ejemplares y dos Art Edition de 100 unidades cada una.

Un consuelo tras haber perdido a su ídolo a comienzos de año, una pérdida lamentada por Mick Rock, cuyo mensaje de dolor a través de Twitter al día siguiente del fallecimiento de Bowie abre el libro.

"Era un alma dulce, dulce. Fue un enorme privilegio haberle conocido y trabajado con él. Era notable como hombre y como artista. Le amaba".

cvtp

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