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En algún momento, Chris Martin, vocalista de Coldplay, dijo que su séptimo álbum era el cierre de un ciclo, algo parecido a lo que ocurrió con el final de Harry Potter. Miles de fans en el mundo pusieron los ojos en la agrupación que también conforman Guy Berryman (bajo), Will Champion (batería) y Jonny Buckland (guitarra) y que está cumpliendo 20 años desde su formación, en 1996.
Después aclararon que no necesariamente era el significado de un adiós. Tal vez sea el aniversario o la transformación que han tenido en sus vidas, porque todo ha cambiado hoy que alcanzaron la fama mundial en comparación a cuando se conocieron como simplemente unos ilusionados jóvenes estudiantes de la Universidad de Londres.
“No quiere decir que un día no haya otra cosa pero esto es la culminación de algo. Tengo que pensar como que es la última cosa que hacemos porque de lo contrario no trabajaría tan duro. Después hablaremos del futuro”, dijo Martin a la BBC Radio.
En su carrera han hecho de todo, le han cantado a la vida y a la muerte, a la intensidad del color y a matices más oscuros, a la alegría y a la tristeza, al amor y al desamor. Ya sea cuando solían llamarse Pectoralz, decidieron cambiarlo a Starfish o encontraron en Coldplay la definición para un proyecto que siempre funcionaría con democracia en salarios.
Los retos han sido variados: desde que Chris Martin tuvo que aprenderse durante un mes la canción de “The Scientist” al revés para la creación de su video en donde todo va en reversa, no saber cómo titular una canción e inspirarse en el color de unas hojas, sin pensar que sería uno de sus grandes éxitos, o llegar este año a la edición número 50 del Super Bowl como el acto de medio tiempo, oportunidad donde Chris Martin estrenó los tennis Nike con el diseño Air Jordan Spizike, pero intervenidos por su hijo.
Han pasado seis años desde que los británicos no regresaban a México. La última vez que lo hicieron fue en 2010 con dos fechas en el Foro Sol y ahora, la cuarta vez que lo hacen, planean darlo ahora en tres: el 15, 16 y 17 de abril en el mismo recinto que registró sus localidades agotadas tras pocas horas de venta.
Tan sólo en 2013 decidieron cancelar su gira latinoamericana, con la capital mexicana incluida, argumentando circunstancias fuera de su control, por lo que ahora tienen la disposición de remediarlo incluso hasta dejando a los fans que elijan parte de su setlist con una dinámica en sus redes sociales.
Todo promete estar lleno de color, así como su más reciente disco A Head Full of Dreams, en el que invitaron a la diseñadora argentina Pilar Zeta a pasar tiempo con ellos durante las grabaciones y así crear, en un proceso lo más orgánico posible, el arte del álbum que es tan especial para ellos.
Es por ello que entre canción y canción surgió un collage de imágenes significativas para cada uno: fotografías de ellos de pequeños o incluso dibujos de sus hijos, esto con la idea de crear un inmenso y colorido muro que tuviera que ver con la Flor de la Vida, de lo que emerge la idea, pero sin dejar de lado la forma geométrica que se conforma de 19 círculos completos del mismo diámetro y 36 arcos circulares.
Uno de los significados puede ser el de la conexión, pero como han hecho con sus propias letras, los integrantes quisieron dejarlo a la intuición y no buscarle un significado literal al hecho de que aparezca un globo aerostático, planetas o una media luna entre las imágenes.
A finales del año pasado estrenaron el video que ilustra a “Adventure of a lifetime”, el primer sencillo que convirtieron en animación dentro de los estudios estudios Imaginarium, en París. Como toda una muestra de innovación pasaron seis meses trabajando bajo las órdenes de Mat Whitecross para convertir a los músicos en chimpancés, con todo lo que eso significa.
Es decir, ser capturados con los sistemas de cuerpo y cara simultáneas (con cámaras en la cabeza recreando puntos en tercera dimensión), más maquillaje y hasta utilizando prótesis que les hicieran los brazos más largos al ejemplificar los movimientos característicos de este tipo de animales.
Así Coldplay ha vendido a lo largo del mundo más de 50 millones de discos, por lo que su vocalista no piensa en volverse solista sino extinguirse, como él lo llama, junto a sus compañeros de ruta con quienes existe una relación fuerte más allá de las discusiones normales ya que se dice una persona que siempre tiene los pies sobre la tierra.
El ex de la actriz Gwyneth Paltrow, con quien estuvo casado más de 10 años y procreó a sus hijos, afirma no preocuparse demasiado por las críticas pero sí de vivir el presente, sin considerar demasiado hacia dónde va su música siempre y cuando haga feliz al público.
“No considero a la música en términos de rock o pop o categorías. Es música. Siento a la música sin términos, sin barreras. Cuando tenga menos límites, mejor. Pienso que todo se puede mezclar. Y para mí, ahí está la clave”, explicó al diario Clarín de Argentina, lugar donde iniciaron esta nueva gira mundial.