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El auditorio que abarrotó el Carnegie Hall y un coro infantil cantaron el jueves "Space Oddity" de David Bowie, en el dulce final de un concierto convertido en una homenaje luctuoso por las circunstancias insólitas de su organización.
Jakob Dylan, Michael Stipe, Flaming Lips y Ann Wilson de Heart figuraron entre los artistas que se sumaron al ex colaborador de Bowie, Tony Viscontin, y otros músicos que compartieron alguna vez el escenario con el hoy fallecido astro del rock.
"Que Dios bendiga a David Bowie", declaró Dylan después de que interpretara "Heroes", un himno de la década de 1970.
Los organizadores del evento que tiene lugar cada año a favor de la educación musical y que se enfoca cada vez en la obra de un artista particular había decidido durante el otoño del año pasado que la 13er gala benéfica estuviera dedicada a Bowie. Hicieron público su anuncio horas antes de que la familia de Bowie dijera que el astro del rock había fallecido el 10 de enero.
El concierto agotó sus entradas en dos horas, la demanda fue tan grande que se agregó un segundo concierto para el viernes en el Radio City Music Hall.
Después del fallecimiento de Bowie tantos artistas aceptaron la invitación que los organizadores no tenían suficiente espacio y tuvieron que rechazar a algunos, dijo Michael Dorf, quien produce el concierto.
"Nos sentimos un poco incómodos porque generalmente estamos muy humildemente agradecidos de que alguien quiera participar en esto", dijo.
Gran parte de la noche, un auditorio entusiasta se puso de pie rápidamente e impulsó una mejor actuación de los artistas. Aunque fueron interpretados algunos éxitos más famosos de Bowie, también se ejecutaron un número similar de temas menos conocidas del artista.
Stipe, el ex cantante de R.E.M. que lucio una gran barba gris y un anillo en la nariz, y Karen Nelson interpretaron a dúo una versión tranquila de "Ashes to Ashes".
La vocalista de Blondie, Deborah Harri, tuvo puesta una sudadera plateada, y puso de pie a la multitud con su ejecución de "Starman". Cyndi Lauper, con cabello rosa como algodón de azúcar, tuvo dificultades con la letra de "Suffragette City". "Always Crashing in the Same Car", con Laurie Anderson, sonó como si no la hubiera practicado lo suficiente.
Wilson hizo mover al auditorio con "Let's Dance", mientras que Rickie Lee Jones recitó e interpretó una versión acústica de "All the Young Dudes."
En su interpretación de "The Man Who Sold the World", a la que llenó con comentarios, Joseph Arthur desenrolló una bandera que tenía un mensaje altisonante dedicado a Donald Trump escrito con atomizador de pintura.
Los Flaming Lips pusieron el adherezo curioso necesario al concierto. El cantante Wayne Coyne utilizó un traje de luces y se sentó en los hombros de su compañero de grupo vestido de Chewbaca cuando tocaron "Life on Mars".
Una desavenencia la noche anterior costó al espectáculo uno de sus artistas más conocidos, los Roots.
El vocalista Questlove dijo que los Roots se retiraban molestos de que el baterista de la banda Holy Holy no compartiera su equipo durante un ensayo.
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