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christian.leon@eluniversal.com.mx
Olé quizá sea una de las palabras españolas más conocidas en el mundo, pero la noche de este lunes fue la expresión que unió a México con los Rolling Stones, fue el grito con el que sus fanáticos capitalinos dieron la bienvenida a los británicos.
Una década tuvo que pasar para que este cuarteto inglés regresara al país, para que los cadenciosos movimientos de su vocalista Mick Jagger fueran vistos y para que el estruendo de una de la bandas más importantes del mundo fuera escuchado.
Fieles a la fama con la que se conoce a los ingleses, el grupo salió al escenario en punto de las 21:00 horas.
Un pequeño video con estética y sonidos latinos anunció que la hora había llegado, sus Satánicas Majestades estaban de vuelta y nada mejor para comprobarlo que la energía que despidieron al interpretar “Start me up” en medio de fuego y luces.
“¡Hola México! ¡Hola, güey! ¿Cómo la están pasando?”, fueron las palabras de bienvenida de Mick Jagger, quien para la ocasión vistió pantalón y playera negros junto con un saco rojo con detalles en negro.
La noche de ayer consiguieron que con temas como “Its only rock n’ roll” y “Tumbling dice”, la brecha generacional entre padres, hijos y abuelos se rompiera: todos por igual brincaban, se enloquecían y emocionaban al ver a la banda en vivo.
“Hace 10 años que no veníamos a México, es chido venir aquí. Antes tomábamos tequila pero ahora tomamos mezcal”, dijo Jagger en español.
La ocasión era especial y el público lo sabía, no era de extrañar que las lágrimas llegaran a las mejillas de algunos fans al escuchar temas emblema como “Wild horses”, o que algunos otros se tomaran por los hombros mientras coreaban dicho tema.
Este momento contrastó con la interpretación de “Painted black” con la cual los presentes no dudaron en saltar, sin importar si tenían 20 o 50 años, todos hacían el clásico coro, mientras Mick los alentaba a hacerlo más alto.
“Sean Penn vino a entrevistarme al hotel pero me le escapé. Fuimos al Zócalo, a las pirámides, pero lo mejor fue cuando fuimos a las luchas. No más chistes en español”, dijo Jagger ante el clamor de los fans, entre quienes había muchos extranjeros que habían viajado desde Estados Unidos para ver a los ingleses.
Tras las bromas, Mick presentó a sus amigos y eternos compañeros: Ronnie Wood, Charlie Watts y Keith Richards, quien canto la canción “Sleeping away”. Durante los más de 90 minutos de rock, la agrupación interactuó en infinidad de ocasiones con los fans. Hubo tiempo para que la banda cambiara de vestuario en cinco ocasiones.
Al momento de interpretar “Miss you”, Jagger tomó en sus manos una bandera de México mientras su público enloquecía. Cuando tocó el turno de “Gimme shelter”, Keith Richards acompañó a Mick al frente del escenario mientras el Foro Sol se dejó seducir por los sonidos psicodélicos.
Poco antes de las 23:00 horas, Jagger anunció que el show se acercaba a su recta final, no sin antes interpretar “Brown sugar”. El público no estaba de acuerdo, así que comenzaron los gritos pidiendo que sus ídolos regresaran.
No pasó mucho para que un coro apareciera y poco después los Stones entonaron de manera emotiva “You can’t always get what you want” mientras el público se abrazaba.
A partir de ese momento, el show de los Stones cobró canción tras canción más intensidad; muestra de esto fue la interpretación de “Sympathy for the Devil”, con la estridencia de la guitarra de Richards y el bajo de Wood. Fue durante este tema que el vocalista, fiel a su excentricidad, se colocó una capa roja de plumas, mientras el escenario se teñía de rojo y figuras satánicas. El show terminó con “Satisfaction”.