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Noel Schajris y Leonel García están listos para verse todos los días por dos o tres años, tiempo de duración de la gira “Una última vez”, de Sin Bandera.

Este reencuentro los toma más maduros, con la comprensión de quién es su compañero y tras ocho años que les permitieron extrañarse el uno al otro.

“Cuando arrancamos (en 2001) sos más chavo, los presupuestos son diferentes y las convivencias demoledoras; durante casi el primer año compartimos habitación. Hay un montón de factores que hacen que uno diga —lo interrumpe Leonel, con una sonrisa, ¡Por Dios!—: ¡te veo más a ti que a mí mismo!”, exclama Noel.

Las cosas han cambiado: mientras que antes sentían la presión de qué hacer después de un álbum exitoso o desnudar el alma en una nueva grabación, hoy se dicen sin ningún apuro y con una buena química.

“Ya no existe el pensar en tener una buena recepción y no nos importa, en el buen sentido”.

Ahora ambos tienen una familia que los apoya, les hará más agradable la convivencia y los empuja a pensar sobre su evolución y el respeto total a las diferencias y coincidencias, pues durante los ensayos sus hijas Indiana y Emma se han puesto a jugar al compartir ahora hasta la paternidad.

“Se llevan bien y es bonita una relación de familia, es distinto traer a los hijos porque cuando eres más joven tienes otras cosas en la mente. No nos damos tantos consejos pero está padre escuchar lo que el otro piensa, ya que estás pasando por algo muy parecido, los dos somos amorosos con nuestros hijos y estamos terriblemente enamorados de ellos, así que no hay mucho que decir sino escuchar al otro y compartir”, cuenta García.

Con una risa traviesa lo complementa Schajris: “Reconoces en el otro lo que te está pasando porque son edades muy similares —se llevan apenas cinco meses y hay muchas coincidencias—. Cuando nos hemos visto juntos es emotivo, en Los Ángeles estaban en el estudio, las ves como niños y Emma queriendo darle de comer a Indiana; en el aeropuerto regresamos y se pusieron a saltar esperando las maletas”.

Un cierre de ciclo. Existirá nostalgia al despedirse, argumentan, pues sabrán que tendrán que seguir con su carrera como solistas para siempre. Por eso el verdadero cierre de ciclo es ahora y no cuando decidieron separarse por cuestiones artísticas, pues en ese tiempo tenían la misma edad y sus canciones no tenían una “linda vejez” como la que han alcanzado.

“Quien más nos lo propuso (reunirse) fue el público, no paramos de tener tuits y en la calle cuando nos veían diario nos decían: ‘no entiendo por qué se separaron’ y muchos pedidos enérgicos por no decir que nos mandaban al demonio con un ‘ya déjense de joder y júntense’”, dice bromista Noel. “Era bueno vivir esta nueva oportunidad de qué se siente ser Sin Bandera a los 40 y 41 años, con todo lo vivido, el aprendizaje, la experiencia, percepción, nuestra paternidad y otra energía. Si dejábamos pasar más tiempo se iba a diluir y ya para qué”.

Para complacer a las nuevas generaciones y a quienes crecieron con su música, pero no los vieron en vivo, es que harán una capitulación donde agradecerán su vida activa los próximos 26 y 27 de febrero en el Auditorio Nacional, en donde incluyen a los mismos músicos, ingenieros y productores que los vieron nacer.

“Los discos quedarán para recordar las grabaciones, pero esto es mucho más emotivo”.

La propuesta. Su idea nunca fue hacer una gira de temas viejos, sino proponer algo más orgánico para demostrar que aún pueden crear juntos; por ello además de un material visual, editarán un EP con cinco temas del cual hoy estrenan “En esta no”. Lo más importante, dicen, es contar historias que generen suspenso o identificación.

“Esta canción habla de cuando alguien tiene una pareja pero se enamora de alguien más al mismo tiempo”.

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