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“Puede grabar y tomar fotos con su celular”, avisaron al entrar. Un permiso poco común en los lugares en donde uno paga por escuchar a su artista favorito en vivo.

Sin tener que ser furtivos, los amantes de los poemas vueltos canción se dedicaron mejor a escuchar la voz de Luis Eduardo Aute, quien como buen poeta había elegido las palabras adecuadas y elegantes para agradecer por estar de nuevo en México.

La visita forma parte de la celebración de sus 50 años de carrera musical y de la mano de sus amigos escogió unas 30 canciones para presumir su antología.

Sin juegos de luces y acompañado de cuatro músicos, Aute estaba de protagonista, él y sus letras.

Por sus manos se puede saber que sus siete décadas pasan por el cuerpo del filipino, pero el tiempo ha dejado intacta la tesitura de su voz.

Desde el principio Aute declaró que este sería el mejor concierto. Y entre sorbos de vino, el cantautor presumió que tiene más de 400 canciones y hasta bromeó con los valientes que le lanzaban gritos y una que otra petición.

Sin faltar la parte en la que él tiene su momento de intimidad con la guitarra, el poeta europeo, artista y hasta cineasta dedicó sus temas clásicos.

“Rosas en el mar”, “Me va la vida en ello”, “Voler a verte” e “Imán de mujer”, entre otras melodías, provocaron los susurros de los asistentes anoche en el Auditorio Nacional, porque a diferencia de los rockeros o poperos, no había que gritar los temas del artista nacido en Manila.

Por 50 años Aute se ha dedicado a contar historias y algunas de ellas ya están un poco desactualizadas y lo reconoce: “Esa historia es muy vieja, porque ahora hay celulares”, dijo.

Sin embargo, los amores, los dolores y los recuerdos se vuelven entrañables y más para aquellos que lo han seguido por tantos años.

“Dentro”, “De alguna manera”, “Anda” y “Sin tu latido” también integraron el repertorio de más de una treintena de canciones.

De negro y mezclilla, Luis Eduardo Aute hizo reunión de historias y las compartió con su público, sin olvidarse de hablar de amor, filosofía y creencias durante el concierto que ofreció promovido por EL UNIVERSAL.

No se movió mucho durante toda la velada, pero interactuó una que otra vez con su público.

Uno que otro chiste, coqueteo y aclaraciones sobre las canciones hicieron reír a sus fanáticos y provocaron aplausos espontáneos.

Y para que las cosas fueran más claras y en un ejercicio artístico, Aute le presentó a su público el cortometraje Vincent y la giraluna.

Durante media hora con los dibujos, los poemas y la reflexión, Aute habló de las giralunas, una contraposición del girasol.

Dirigido y producido por él mismo, el artista presumió que no se le dan mal los audiovisuales, aunque prescinda de ellos durante su show. Porque según él, la canción es la protagonista de la noche.

Así, entre historias y emociones, sentado en el banquillo, hizo de su público el cómplice de la noche con las canciones que no se podía ir sin interpretar. “Esta es una recopilación de 50 años de carrera que mis amigos me ayudaron a escoger y aún así no pudieron estar todas”.

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