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"Todos tenemos una canción; una canción llega de manera espontánea, expresando alegría, soledad para disipar el miedo o mostrar un pequeño triunfo...". Así abre Patti Smith, la cantante, poeta e icono de la cultura del rock, el libro "Mis mejores canciones", con sus letras más destacadas desde 1970 a 2015.
El libro, un bello volumen con 120 canciones, publicado por Lumen en edición bilingüe y traducido por Aurora Echevarría, sale a la calle cuando se cumplen 40 años de la publicación de su legendario primer álbum, "Horses", editado en 1975 por el sello Arista Records.
La portada de este disco era una foto en blanco y negro de la cantante hecha por su amigo Robert Mapplethorpe, la misma que la de este "Mis mejores canciones", en una edición que incluye manuscritos y documentos inéditos hasta ahora.
Así, Patti Smith (Chicago, 1946), la artista multifacética que canta, hace fotografías, compone, se implica en causas sociales y crea y hace poesía con lo que toca -hoy fue nominada a un Grammy por la lectura que ha hecho de la novela "Blood on snow" del noruego Jo Nesbo-, relata en un extenso prólogo su camino harta encontrar su voz.
Bajo el epígrafe "Encontrar una voz", la madrina del punk cuenta que encontrar las palabras que llevamos dentro es lo que nos impulsa a cantar.
"Puede ser un himno, una esquirla de rebelión, una plegaria adolescente. Descubrimos la inspiración donde podemos, en una vieja guitarra abandonada o en un garaje, debajo de la cama o colgada del escaparate de una casa de empeño... A veces reconocemos nuestra canción en la canción del otro", escribe Patti Smith.
La cantante recuerda que lo primero que cantó fue "Jesus love me", sentada en el portal de su casa de Chicago, y también su primer tocadiscos, "poco más grande que una fiambrera, y mis dos discos, uno rojo y otro amarillo: 'Tubby the Tuba' y 'Big Rock Candy Mountain'. Era fascinante verlos dar vueltas, contemplar los mundos que evocaban".
"Pero la canción que me produjo la primera reacción visceral la cantaba Little Richard", precisa la cantante, que evoca cómo le escuchó por la calle cuando iba con su madre a la escuela dominical.
"No sabía qué estaba escuchando ni por qué reaccionaba con tanta vehemencia. No era 'Shrimp Boats' ni 'Day-O', sino algo nuevo, y, aunque no comprendía qué me atraía, me sentía atraída... Era tan ajeno y al mismo tiempo tan familiar. Era Little Richard. Para mí constituyó el nacimiento del rock and roll", escribe Patti Smith.
La cantante, a la que la revista Rolling Stone situó en el puesto 47 en su lista de los 100 artistas más grandes de todos los tiempos, ganó en 2010 el National Book Awards con su primer libro de memorias, "Éramos unos niños" (Just Kids).
En este libro relataba sus años salvajes en el Nueva York de los 60, 70 y principios de los 80, de la mano de Robert Mapplethorpe, quien la empujó a interpretar sus poemas, o Andy Warhol. Tras ese título vino "Tejiendo sueños", un volumen donde posó su mirada poética en la infancia y del que dijo que la había "arrancado del letargo".
En "Mis mejores canciones", que se abre con una intencionada cita del poeta "beat" Allen Ginsberg y de su mítico poemario "El aullido" -"La máquina de escribir es santa el poema es santo la voz es santa los oyentes son santos ¡el éxtasis es santo!"-, el lector conocerá la biografía de la cantante en paralelo y a través de sus letras.
Patti Smith, quien advierte en el libro que nadie le aseguró que "tenía lo que hay que tener para ser una artista", pero ella "quería serlo a toda costa, y así fue", nació en Chicago, pero es neoyorquina de adopción.
Feminista, con su eterna imagen desgarbada, melena canosa y camisas blancas y chalecos negros, Smith es una incondicional de Arthur Rimbaud, Bob Dylan, Nicanor Parra, Roberto Bolaño y Virginia Woolf.
cvtp