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Hombres calaveras sostenían granadas, serpientes negras sacaban la lengua y médicos lunáticos descuartizaban pacientes, todos como representaciones gráficas en las camisetas negras de alrededor de 40 mil fanáticos del heavy metal que se congregaron en el Knot Fest, evento de heavy metal organizado por la banda Slipknot, y que reunió a agrupaciones de talla internacional, como Trivium, Megadeth y A Day to Remember.
El lugar de reunión fue, para los habitantes del DF y otros lugares, el Foro Pegaso, en Toluca, a unos kilómetros del área metropolitana. Camiones y camionetas transportaron a metaleros, desde los más sencillos, con uno que otro estoperol, hasta los que incluían disfraces con máscaras de la famosa banda organizadora del evento.
Cada fanático recorrió un camino de tierra de varios metros donde se podía ver camionetas, canciones de rock clásico, botellas de cerveza y playeras negras, como una forma de uniforme colectivo para a ocasión. Las filas eran enormes y requerían para los asistentes generales hasta una hora y media de espera.
Al entrar a un campo abierto, forrado de pasto e islas de cemento, estaban las miles de personas que se acumulaban, también había cuerpos en un alto pedestal que se lanzaban al vacío desde el bungie, así como carpas con diferentes curiosidades: museos, un DJ de música rock, comida y lo principal, tres escenarios donde se presentaban bandas de distintos calibres.
Había tres escenarios, el principal, donde se presentaron todas las bandas que lideraban el cartel del concierto (de Asking Alexandria a Slipknot) y otros dos donde tocaron bandas hispanas o anglosajonas más para los fanáticos especializados en el metal ¡pero qué va! Ahí hubo espectáculos, como el de The Dillinger Esc Plan, donde el vocalista (Greg Puciato) soltó un potente metal core mientras escalaba la columna izquierda del escenario y observaba un slam donde un sujeto con máscara y rastas (como la primera que usó en su carrera el vocalista de Slipknot), soltaba amistosos golpes, vestido con un uniforme naranja del primer disco de la agrupación anfitriona.
Una de las bandas más potentes y con mejor espectáculo fue Atreyu, con un baterista que también es vocalista, un uso creativo de los riff y solos demenciales, aderezados con un metal rap con la potencia de Rage Against The Machine.
La otra sorpresa fue Resorte, una de las bandas más importantes de la escena del metal en México, que gritó con potencia coros como el de "República de ciegos" y cuya participación no fue incluida en el cartel principal, a diferencia de bandas relativamente jóvenes como Here Comes The Kraken, originaria de Aguascalientes.
Una de las apariciones más esperadas fue Trivium, que llegó al escenario ya entrada la tarde y que potenció brincos de los fanáticos con solos coordinados por Matt Heafy y Corey Beaulieu. La banda norteamericana presentó canciones de su nuevo álbum "Silence in the Snow" y mostraron el gracioso castellano de su líder Heafy con frases como “Graciiiass, mis her-manos”.
Con un promedio de diez minutos para el cambio de instrumentos en el escenario, entre banda y banda, cada vez más se acercaban las agrupaciones principales. La participación de A Day to Remember fue de las más significativas, con riffs impresionantes y solos agudos que podían oírse en los costados de los otros escenarios.
La tarde siguió con la presentación de la banda europea HIM (que provocó que una multitud de diferentes partes del campo corriera al oír los intros a guitarra del finlandés Mikko Lindström). Esta participación fue una de las más melódicas, pues el estilo de la banda, híbrido entre diferentes géneros, permitió salir del metal más agresivo y recordar las estructuras musicales del rock clásico.
Cuando la última nota de HIM desapareció en el aire, se empezó a preparar el escenario para una de las bandas estelares: Lamb of God. Los fanáticos se acumularon en el escenario principal, mientras la noche daba un toco azul opaco al cielo, en espera también de Ill Niño en uno de los escenarios secundarios.
Con la bóveda celeste oscura, se hizo visible un dron con cámara que destellaba luces verdes y rojas. Cuando Lamb of God salió a tocar, vasos con cerveza (y otras cosas) volaron y bañaron a quien se hallaba desprevenido. Los guturales y agudisimos de Randy Blynthe y los solos de guitarra de Mark Morton y Willie Adler provocaron olas y olas de personas que brincaban y movían la cabeza de arriba a bajo. El sonido eléctrico de un amplificador los despidió, además del unísono aplauso.
Alguien cerca del escenario gritó “¡Ya llegó papá!” cuando el staff colocó la batería con el logo de Megadeth. Y un grito arrollador se desperdigo cuando David Mustaine apareció en el escenario, acompañado de solos de guitarra tremendamente sofisticados (para algunos fanáticos los mejores del festival). Con un show audiovisual bien coordinado y canciones como Trush (donde Mustaine cantó unas rimas en castellano) y Simphony of Destruction.
Para el gran final, dos cortinas rojas gigantescas se despegaron para tapar el escenario, cada una con la reconocida S de Slipknot. Por la tela el público pudo ver lo que parecían emanaciones de fuego y sonidos de percusiones dispersos.
Las cortinas se desplegaron coordinadas con la voz de Corey Taylor y un escenario que guardaba cañones lanzallamas, pedestales donde los percusionistas de la banda subían, bajaban y giraban, y un demonio que custodiaba con sus ojos iluminados. El poder de canciones como Vermilion, The Devil In, Psychosocial y Dead Memories hicieron que un público de miles y miles de fanáticos, algunos ya cansados por las horas, volvieran a adquirir energía y gritaran a todo pulmón. Tanto fue el revuelo que hubo zonas donde se generaron congestiones y donde algunos asistentes tenían que salir expulsados por leves desmayos y vómito.
La banda tocó canciones de su disco inédito que saldrá en 2017 y explotó con sonidos potentes que recordaron a sus primeros álbumes. Corey Taylor, con un español muy practicado, sentenció “Ustedes son mis amigos. ¡Ustedes son mi familia!”.
En un final del festival donde potentes fuegos artificiales salieron detrás del escenario, dejando estelas rojas que poco a poco desaparecieron en el cielo. Taylor, como un mesías prometió “Nosotros volveremos”, y tocaron más fuerte, más rápido y más duro, para concluir la histórica primera aparición de Slipknot en tierra mexicana. La gente recibió la promesa de retorno, con gritos, llantos incluso, y grandes ovaciones en una noche que será recordada por mucho tiempo en el imaginario colectivo del heavy meta del país.
cvtp