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El Teatro Metropólitan se llenó de baile, cumbia, cánticos e historias de la mano de los uruguayos Luciano Supervielle y Jorge Drexler, este último pidió recordar situaciones dolorosas como las acontecidas hace unos días en París, pero también no olvidar a Ayotzinapa o Siria.

"Es una alegría muy grande esta gira y hemos hecho unos 30 conciertos. Pasan muchas cosas buenas y a veces también duras como las de esta semana, estábamos en Brasil cuando vimos la triste noticia en París, pero también en Líbano o Siria pasan cosas terribles y es un momento muy bueno para recordar... También Ayotzinapa", expresó ante el júbilo de los presentes para continuar su idea "porque hay gente que se olvida que una sola vida vale mil estrellas, de eso va esta canción", dijo antes de ponerle voz a "Polvo de estrellas".

Dentro del final de su gira "Perfume" conquistaron a miles de almas mexicanas desde las 21:04 horas, cuando con su guitarra en mano Drexler salió acompañado de Supervielle en los teclados y ordenador. La primera canción en su repertorio fue "Causa y efecto", coreada por todos los presentes, mientras detrás del escenario había un par de figuras triangulares de tela con luces que cambiaron de color.

Su concepto era uno solo: demostrar que la música electrónica también puede ser intimista y eso es lo que hicieron con los acordes de "Sanar" o cuando Luciano hizo un homenaje al escritor Felisberto Hernández y su compatriota lo escuchó sentado desde la orilla y con una copa.

Canciones pertenecientes a discos que ambos trabajaron juntos y que ahora representa un reencuentro, tales como "Eco" o "12 segundos de oscuridad", fueron el pilar del show. Con el flashback de su primera coautoría para Bajofondo siguió "Perfume" y ya con Drexler sentado en un banco "Guitarra y vos", acompañado por silbidos y chasquidos que él mismo organizó.

Siempre agradecido y haciendo reír a todos interpretó "Fusión" y "Sea", antes de dar pie a la improvisación con "Corazón de cristal", de la que confesó no recordar  todos los acordes pues hace mucho no la tocaba. Pidiendo consejos al público sobre cuál podría ser el siguiente tema y ya completamente en solitario se dijo lo suficientemente cómodo para hacer un cover a Los Beatles con "When I'm Sixty four" seguida de "Don de fluir".

En la noche tuvo dos invitados: Marwan (quien además calentó los motores antes del concierto) haciendo dueto en "La milonga del Moro judío" y posteriormente el mexicano David Aguilar en "Luna de rasquí", donde afirmó que el mundo está "lo suficientemente jodido" como para que ese momento no fuera un punto ciego de la pena.

Algunos pasos de baile salieron al ritmo de "Universos paralelos", que forma parte de su último disco de estudio "Bailar en la Cueva" (ganador de dos Grammy Latino el año pasado), pero cantando pidió a los miles en el recinto levantarse de sus asientos en la cumbia que convirtió a su éxito llamado "Deseo".

Así con el mensaje con el que empezó se despidió antes de entonar "Bolivia", país con el que expresó tenía una deuda. "A todos los que están cruzando desde Siria o Afganistán encontrando vida mejor, aunque de repente se va algún terrorista. No hay que cerrar aeropuertos sino vigilar bien porque a veces no se entiende que los que hoy dan asilo mañana lo pueden necesitar, es una historia circular".

Ante los pedidos por más regresó con una mano en el corazón para hacer la coreografía con la que presentó su gira pasada y que despertó piropos; de esta manera "Bailar en la cueva" y "Todo se transforma" los reunió a todos en el escenario para terminar mandando besos con una gran sonrisa a las 23:10 horas.

ml

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